Columna


Oye men no le pegue a la negra

CLAUDIA AYOLA ESCALLÓN

14 de octubre de 2010 12:00 AM

CLAUDIA AYOLA ESCALLÓN

14 de octubre de 2010 12:00 AM

Durante los últimos años ha confluido en Cartagena la fuerza de las organizaciones de mujeres, la política pública “Cartageneras en pleno goce de nuestros derechos” y últimamente, las acciones del “Programa integral contra las violencias de género”. Esta sinergia visibilizó el tema de las mujeres víctimas, y lo ha hecho público, ocupando con frecuencia titulares de la prensa local. Los casos conocidos de violencia han configurado una atmósfera que puede ser confusa, pues parece que estos actos de barbarie fueran en aumento y que a pesar de todos los esfuerzos, la violencia contra las mujeres no disminuyera. Hace algunos años, cuando en Cartagena se disparó el abuso y la explotación sexual infantil, se prendían alarmas todo el tiempo, se aumentaron las denuncias, fueron más frecuentes los titulares en la prensa, generando la sensación de que el problema se había magnificado. Los investigadores y expertos concluyeron que se trataba de una visibilización de una realidad que permanecía tradicionalmente oculta. La violencia contra las mujeres permanecía encerrada en los espacios privados, y condenaba a las víctimas a morir atrapadas dentro de sus propias casas. Por un patriarcado obsoleto, la violencia entre la pareja afecta especialmente a las mujeres. Según datos recientes del COSED, solo el 4,3% de la violencia de pareja en Cartagena afecta a los hombres. “Oye men no le pegue a la negra”, estrategia de comunicación liderada por la Administración Distrital y respaldada por el “Programa integral contra violencias de género”, se ha puesto en marcha. Si bien las leyes, las acciones policiales y las políticas públicas son importantes, es la transformación cultural la que será capaz de rechazar la violencia. Somos los ciudadanos los que decidimos qué soportamos y qué no. Somos nosotros los que determinaremos si toleramos la violencia contra las mujeres, o si por el contrario, concluimos que un hombre que golpea a una mujer es un cobarde. Todas las formas de violencia son un problema de salud pública, algo que le concierne al resto de la sociedad. Debemos redefinir con urgencia la idea de macho que tenemos en la cabeza, pues un hombre que intimida a una mujer es un fracaso social y debe ser repudiado. Pero sobre todo, una sociedad que permite que sus hombres maltraten a sus mujeres, es una sociedad enferma. Para curar la nuestra debemos hacer esfuerzos enormes por hacernos diferentes. No es cierto que el Caribe deba resignarse a un machismo que les hace daño a los hombres y a las mujeres. La transformación cultural es necesaria cuando nos estamos moliendo a puños, cuando asesinan a las mujeres y dejamos huérfanos a sus hijos. Es posible que “Oye Men no le pegue a la negra” sea un inicio de los cambios de una sociedad que tenemos que dibujar a pulso con la intención única de que los derechos dejen de ser un discurso para convertirse en una realidad. *Psicóloga claudiaayola@hotmail.com

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