Más puntual que novia fea, el camión de la cerveza sigue subiendo al barrio donde vivo en las faldas del Cerro de la Popa y repartiendo botellas de alcohol con aproximadamente 4% en volumen pa’ la calor, para refrescar la garganta, pero también como factor determinante para calentar el ambiente, especialmente los fines de semana cuando la gente se toma más de un par de frías y pretende resolver los problemas con tragos en la cabeza. No tan puntual como el de la cerveza, el camión de la basura también sube el Cerro tres veces a la semana a recoger los residuos que lo contaminan. Con bastante retraso la Policía sube a La Popa cada vez que hay problemas arriba entre quienes son o no de pandillas. Muchas veces a la Policía también se la ve protegiendo a los camiones de la cerveza para que los amigos de lo ajeno o una banda de borrachos no los atraquen. No se ve claramente, pero se siente que el tráfico de otras drogas, pero ilegales, funciona mejor que el sube y baja de Pacaribe y el de la Policía Metropolitana.
Es malo que el transporte de la cerveza y de otras drogas le gane la carrera al del recolector de la basura, al de la autoridad y la ley. Pero es peor que otros sistemas de transporte no participen en esta carrera que va ganando y por paliza el fórmula 1 de las drogas. No es bueno que la única autoridad en este cuento sea la Policía. Es malo que, por ejemplo, el sistema distrital de cultura, deporte y salud no participe en esta competencia a favor o en contra de las capacidades de la gente de esta zona y de otros sectores con los mismos males. No es bueno para la gente, ni para el Cerro y la ciudad que el consumo de drogas le gane al de libros, arte, cine, cocina, danzas, música, pintura, teatro, títeres, deportes, etc. Es malo que el porcentaje de grados de alcohol le gane, por ejemplo, a la relación entre los libros y la gente. Cartagena paga caro esta derrota. Esa es mala.
El Instituto de Patrimonio y Cultura de Cartagena, el Instituto Distrital de Recreación y Deportes y la Secretaría de Educación Distrital, pero también el Departamento Administrativo y Distrital de Salud, por qué no, debieran casarse, como el Ministerio de Cultura y el Ministerio de Educación Nacional, unidos en el Plan Nacional de Lectura y Escritura. Leer es mi cuento para mejorar la comprensión lectora, la producción de textos y favorecer el acceso al conocimiento, el ejercicio de la ciudadanía, la disminución de brechas y una mejor calidad de la educación.
Con el apoyo de estos ministerios debieran caminar juntos y en un mismo sentido el Cerro de la Popa después de las Fiestas de la Candelaria para contrapesar y equilibrar las cargas. Debieran aprovechar el 59° Acuerdo para la Prosperidad hecho en la ciudad, donde se hablaba de la lectura y la escritura como herramienta para la equidad y la inclusión social, empezando por construir un Plan Local de Lectura y Escritura que tenga en cuenta la Popa para que leer y escribir también sea nuestro cuento.
*Lingüista, Literato y Comunicador para el Desarrollo
puntos_de_encuentro@hotmail.com
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