Columna


Paleoantropología del trabajo

GERARDO MÉNDEZ SOLANO

30 de diciembre de 2010 12:00 AM

GERARDO MÉNDEZ SOLANO

30 de diciembre de 2010 12:00 AM

Corrientes ideológicas aseguran que la educación, o incluso la vida, no deben basarse en la competencia; en tratar de ganarle al otro, en aplastarlo, sino en concentrarse uno en sus propias capacidades y mejorarlas cada día. Estoy de acuerdo, así debería ser. Lo único es que... somos incapaces de lograrlo, tanto como incapaces somos de predecir y evitar que nos dé gripa o cáncer. Está en nuestro ADN.
La vida misma, desde sus inicios, se basa en ganarle al otro. No estuviéramos aquí si los dinosaurios no se hubieran extinguido; gracias a eso, los mamíferos encontraron un espacio libre que aprovecharon conquistando territorios y comida. Millones de años más tarde una línea de mamíferos conquistó los árboles, porque allí no había contrincantes de peso ni predadores, surgiendo entonces los primates.
Y gracias a que debían erguirse para pasar de rama en rama con sus brazos, evolucionó una especie bípeda. Esa tuvo ventaja sobre las demás porque ahora, por ejemplo, las manos las podía usar para matar presas con piedras. Eso les permitió ganar terreno y así entonces, otras especies perdieron y se extinguieron.
Con el tiempo, los homínidos (familia que integra a nuestros parientes más cercanos y a nosotros mismos) empezaron a conquistar vastas zonas del mundo... pero la lucha continuaba.
Después de aparecer el género Australupithecus hace más de 6 millones de años, se derivaron decenas de otras especies de homínidos, y entre ellas, el género Homo con el Homo Habilis, el cuál evolucionó más inteligente porque las crías tardaban mucho más tiempo en crecer y esto, a pesar de suponer una desventaja, resultó ser una ventaja porque así tenían más tiempo para aprender.
Los cambios climáticos y los Homo presionaron hasta que los Australupithecus se extinguieron. Después aparecieron muchas otras especies que, luchando, quitaron del camino a otras…;hasta que surgieron los Homo Sapiens Neanderthalensis hace 230,000 años y, al “poco tiempo”, nosotros –Homo Sapiens Sapiens-. La pregunta es: ¿qué pasó con esas especies? A pesar de que existen varias teorías por comprobar, la más probable dice que acabamos con ellos al arrebatarles su territorio y comida; por ejemplo, hay pruebas de Neandertales muertos con armas. La verdad, es lo más lógico.
Pero es que nuestra propia historia es una historia de guerra. El ser humano es una máquina de destruir a otros y a sí mismo…; y que lo diga Napoleón, Stalin, Hitler y millones más; siempre, por tratar de conquistar los territorios y/o recursos del otro que percibimos “diferente” o más débil.
Entonces sería ingenuo pensar que porque ahora llevamos una vida “moderna”, entonces ahora somos civilizados. En nuestro inconsciente, el mundo laboral y de negocios todavía es la planicie en la que batallaron nuestros antepasados. En una oficina, al igual que en una sociedad de chimpancés (nuestros parientes vivos más cercanos), la guerra por la atención del macho dominante –jefe- hace que dos hembras inconscientemente se alíen para sacar a otra; o una empresa soborna y hace lo impensable para bloquear la entrada de otra a su territorio natural.
Entonces me pregunto: en el fondo, ¿cuál será la motivación de los humanos cuando hacemos empresa?

*Director de Criterium, Investigador de mercados, mercadólogo, asesor estratégico

gerardo@criterium.com.co

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