Columna


Pambelé

ALCIDES ARRIETA MEZA

01 de noviembre de 2012 12:00 AM

ALCIDES ARRIETA MEZA

01 de noviembre de 2012 12:00 AM

Eramos unos niños, seguidores de cerca de los deportes del momento en Cartagena, boxeo y beisbol, en nuestra casa no teníamos televisor, por eso escuchamos en compañía de mi papá, Q.EP.D, la narración espectacular de uno de los mejores narradores del mundo, Napoleón Perea Castro, era la pelea entre el panameño Peppermint Frazer y Antonio Cervantes, Kid Pambelé, el más grande boxeador que ha tenido Colombia en todos los tiempos.
Pambelé, nacido en San Basilio de Palenque, criado en el barrio, Chambacú, “corral de negros”, obra literaria de Juan Manuel Zapata Olivella, lugar donde se establecieron las comunidades negras, escenario de lucha de nuestros hermanos africanos por la libertad, convertido en tierra firme a punta de basuras y desechos, de donde fueron desterrados, hoy, zona comercial y próspera, pero sin los negros, historia que se sigue repitiendo en Cartagena en otras zonas territoriales.
Chambacú, tugurio que contrastaba con la ciudad histórica y turística, barrio que sirvió de refugio  a Antonio Cervantes,  el que emergió de las cenizas, con grandeza, humilde lustra botas, que con golpes, propinó un knockout a la pobreza, demostrando que sí era posible emerger de la nada al éxito.
Pambelé, “enseñó a ganar a los colombianos en el deporte”, dijo en una entrevista Juan Gossain, hazaña que lograba el 28 de octubre de 1972, contra todos los pronósticos, en Panamá, cuando Frazer cayó para no levantarse más, convirtiéndose este en un momento sublime, alegría  al límite  en la Costa y en Colombia, generando una explosión de felicidad, y de recuerdos inolvidables.
Pambelé inició la senda de los campeones para Colombia, construyó el camino del triunfo para todas las generaciones del deporte y en especial para nuestros boxeadores, todos de extirpe popular. Después de él vinieron muchos títulos mundiales, que engrandecieron a Colombia.
En la historia quedó la hazaña de este héroe, Kid Pambelé, no obstante su caída ante Aaron Pryor el 2 de agosto de 1980, justamente cuando comenzaba su vida desordenada, y esta comenzaba a asestarle los primeros golpes.
Esta es la otra historia de algunos de nuestros héroes populares, algunos de los cuales no han estado preparados para la fama, ni el éxito. Ellos, venidos de la nada, carentes de todo, de repente, obtienen todo, condiciones que se convierten en riesgos para sus nuevas vidas.
Pambelé es un ejemplo de fortaleza, no solo en el cuadrilátero, porque hoy, también resiste  estoicamente y con lucidez, el precio del dinero y de la fama que no pudo resistir.  Pero estas son de las cosas que no deben seguir aconteciendo con nuestros deportistas, sobre todo los populares, muchos de ellos hijos de todas las carencias, pero aun así, triunfadores.
El deporte, nos decía, un entrenador de futbol, es una actividad sicofísica que se presenta en medio de una lucha de factores en un contexto específico. Me refiero a los factores que afectan a quienes los practican, la pobreza es uno de ellos, y además porque en nuestro país separan lo inseparable, educación, cultura y deporte.  Mi admiración para todos  ellos, por hacer grande a Colombia a través  del deporte.

Abogado y profesor universitario
alcidesarrieta77@yahoo.es

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