Aquí un análisis y un recuento interesante de cómo Steve Jobs innovó hasta crear muchos de sus productos. La gran enseñanza: conectar elementos de diversas disciplinas e industrias.
Como era tan obsesivo con el diseño, Jobs entendió que debía observar el diseño mundial, por fuera de su industria. Estando en pleno diseño del Macintosh visitó la conferencia anual de diseño en Aspen, la cual según él, “fue una inspiración asombrosa”. Ese año (1981) se enfocó la conferencia en diseño italiano y fueron personalidades como el arquitecto Mario Bellini, el productor de películas Bernardo Bertolucci, el constructor de autos Sergio Pininfarina, entre otros.
En otra ocasión, llevó al equipo del Macintosh a una exhibición de vidrio Tiffany, al Museo Metropolitano en Manhattan; creía que de manos de Louis Tiffany aprenderían cómo hacer arte grandioso en masa.
Toda esta inmersión en el arte lo llevó a definir la estrategia de productos en 1983: “la tendencia será minimalista”, dijo. Simple, muy limpia, pura, honesta y no negra e industrial como los productos de Sony; sino blanca (inspirada en los productos electrónicos de la marca Braun). Y eso mismo inspiraría la publicidad y la forma de manejar la compañía, dijo también.
Ya en los 2000, Mark Johnson, el director de las tiendas Apple, le preguntó a su equipo por el mejor servicio que ellos alguna vez hayan experimentado. Casi todos mencionaron al hotel Four Seasons o el Ritz Carlton. Así que Johnson envió a 5 de sus gerentes de tienda al programa de entrenamiento del Ritz Carlton y vinieron con la idea de algo entre un bar y una mesa de conserje. Inmediatamente Johnson le sugirió a Jobs que pusieran en él a los más inteligentes de la unidad Mac; lo llamaron el Genius Bar y el resto es historia.
Para diseñar también usaban elementos metafóricos y semióticos, lo cual sin duda ayuda a crear sensaciones inconscientes poderosísimas.
Cuando estaban construyendo el iMac, se dieron cuenta de que la gente no se sentía cómoda con la tecnología, y cuando la gente no se siente cómoda con algo, evita tocarlo o agarrarlo. Así que pensaron que si le incluían una “agarradera” a la computadora en la misma cubierta, emitiría un mensaje sutil: “¡Puedes agarrarme y transportarme!” Así crearían una conexión emocional entre el cliente y el producto, porque era un accesorio que generaba amigabilidad y diversión, a pesar de que era obvio que la gente no estaría transportando la computadora ni cambiándola de lugar continuamente.
En cuanto al iPad 2, Jobs quería diseñar un protector que no cubriera las atractivas líneas del producto y que además no le restara valor a la pantalla. Así que en una ocasión leyó un artículo que tenía que ver con imanes, lo recortó y se lo dio a Ive, su diseñador jefe. Tal vez podrían hacer una tapa que cerrara en la pantalla sin tener que cubrirla. Fue ese artículo el que inició la primera chispa que terminó por crear el conocido protector con imanes que al cubrir la pantalla la apaga y cuando se retira se enciende; con la posibilidad de poderla doblar para que el iPad quede apoyado.
*Director de Criterium – Investigador de mercados – asesor estratégico
gerardo@criterium.com.co
Twitter: @CriteriumSAS
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