Columna


Para psicólogos

MIGUEL YANCES PEÑA

03 de octubre de 2011 12:00 AM

MIGUEL YANCES PEÑA

03 de octubre de 2011 12:00 AM

La mente y el comportamiento de los humanos, siempre que halla salud mental, son más o menos iguales dentro de una misma cultura u organización social. A cada situación de la vida, le corresponde un tipo de respuesta, condicionada en últimas por la formación que se imparte en los primeros años, sin desconocer la importancia que tiene las condiciones económicas en las que se desenvuelve la vida, en especial, durante esos primeros años.
La homogeneidad permite la convivencia social; no obstante el ascenso sin una justa causa que lo explique, trae tantos problemas en el mundo de hoy.
No siempre la gente asciende por meritos: en ocasiones la ausencia de principios y valores son los responsables del mismo, y en consecuencia se mezclan en el grupo social personas de condiciones primarias y orígenes diferentes, por un lado. Y por el otro, la salud mental no siempre es óptima: los seres humanos estamos llenos, en mayor o menor grado de desequilibrios emocionales que propician conductas inapropiadas.
En los primeros ¨realities” televisivos, se sometía a los participantes a condiciones extremas de supervivencia, en un ambiente en el que competían por mejorarlas y hacerse a un millonario premio. Eran un perfecto laboratorio social, que permitió ver lo mejor y lo peor del alma de los concursante; y extrapolando, concluir cómo somos nosotros mismos cuando luchamos por sobrevivir.
Si era socialmente sano presentarlos por un medio de comunicación tan popular e invasivo como la TV, fue un debate que nunca se dio abiertamente, pero que concluyó retirándolos de la pantalla. En su lugar aparecieron otros que son simples concursos de competencia de habilidades: pedieron interés y ratings.
También por TV (internacional: HBO) se presenta una serie llamada “In treatment”, traducido al español como “En terapia”, en la que un psiquiatra examina un caso diario durante cada día de la semana, y el ultimo día se somete a si mismo a terapia con uno de sus colegas. Una serie apasionante que los adelantos de la tecnología y la piratería, permiten ver gratuitamente también por Internet.
Parece obvio aceptar, por ejemplo, que los individuos por “instinto” evitarán las situaciones y conductas que le puedan causarles daño –así es en los animales. No obstante hay una patología diferente al masoquismo en la que el individuo adopta conductas emotivas, o apasionadas (irracionales) y que en lugar de evitar, causan mayor daño o sufrimiento; o que en lugar de resolver el problema lo acentúan: una especie de masoquismo al revés.
Hay otro tipo de individuos (¡sorprendente!) incapaces de llegar a conclusiones ciertas al concatenar y analizar los hechos, o las circunstancias. Se comportan intelectualmente torpes, lo cual sería excusable (no todos tienen la misma agudeza mental), sin embargo cuando uno observa que los animales saben hacerlo, tiene que aceptar que se trata de una patología, y no solamente de la falta del desarrollo que da la disciplina mental.
La explicación que yo doy a estos dos tipos de conductas son: primero, que regresar al estado anterior nunca es tan desastroso como caer a uno desconocido (pobreza, por ejemplo). Y segundo, que en toda batalla quien mas pierde es quien mas tiene que perder.

* Ing. Electrónico, MBA, Pensionado de Electricaribe

Comentarios ()

 
  NOTICIAS RECOMENDADAS