Columna


Partiditos políticos

ÓSCAR COLLAZOS

03 de septiembre de 2011 12:00 AM

ÓSCAR COLLAZOS

03 de septiembre de 2011 12:00 AM

El portal La Silla Vacía publicó un informe (http://www.lasillavacia.com/historia/el-mio-la-reencarnacion-del-adn-de-juan-carlos-martinez-24242 ) sobre un nuevo “partido”, el Movimiento de Inclusión y Oportunidades” (MIO), que ha empezado a sonar en algunas campañas del Valle del Cauca y la costa Caribe. Hace tres días, un grupo de seguidores de ese partido se sumó a la candidatura a la alcaldía de la señora María del Socorro Bustamante.
Para la publicación digital, “quien está detrás del MIO es el ex senador Juan Carlos Martínez, a quien hoy la sala penal de la Corte Suprema de Justicia condenó a siete años y seis meses de prisión y al pago de más de 3.400 millones de pesos de multa por su responsabilidad en el concierto para promover grupos armados al margen de la ley”, léase paramilitares.
MIO sería un apéndice por ahora “sano” de partiditos podridos como ADN, Convergencia Ciudadana y el Partido de Integración Nacional (PIN) y se habría creado tras el distanciamiento del ex senador Martínez de su antiguo amigo, el destituido ex gobernador del Valle del Cauca, Juan Carlos Abadía.
“Nosotros estamos abiertos a todos aquellos que quieran acompañarnos en Bolívar”, dijo hace unos meses la senadora Daira Galvis refiriéndose a la futura candidatura a la alcaldía de su amiga íntima y correligionaria, la señora Bustamante. Ver: http://hu-hu.facebook.com/video/video.php?v=10150239741508940 . Esta política de brazos abiertos se está cumpliendo sin escrúpulos en muchos lugares del país.
El bazar de los avales no es menos perverso que el acompañamiento de estos pequeños partidos. Fueron creados a medida que los condenados por la parapolítica se iban a pasar vacaciones en las cárceles. Estos partiditos salen de la ilegalidad hacia la legalidad, a sabiendas de que quedan maquinarias electorales y mucha plata mal habida que garantizan su supervivencia. Si sus candidatos ganan, van a tener la posibilidad de cogobernar en cuerpo ajeno.
De todas maneras, esta clase de debates ha dejado de tener importancia, sobre todo en Cartagena, donde el voto de opinión, es decir, el voto no comprado ni interesado en el mercado burocrático y la contratación pública, apenas tiene presencia en el juego electoral.
La pesca del voto se hace entre grandes masas de población que no asisten a debates. Si no venden el voto, entregan una de las últimas esperanzas que les queda a políticos que, por supuesto, les prometen más de lo que pueden cumplir. 
Esa clase de voto crítico se produjo cuando la iniciativa por el Voto en blanco se convirtió en una especie de plebiscito que anunció la inminente caída del “imperio” de Nicolás Curi y el triunfo, mucho más tarde, de Judith Pinedo. Ahora, todo indica que se dará un gran salto hacia atrás.
En 2005, la abstención alcanzó la cifra escandalosa del 78% y el voto en blanco más de 40 mil sufragios. Hoy, la disyuntiva parece darse entre el populismo promesero y hasta pintoresco (con altas cotas de oportunismo empresarial) y un clientelismo inescrupuloso al que tal vez se le pruebe algún día alianzas con la ilegalidad.
No basta no haber sido juzgado y condenado para garantizar que la política se está haciendo dentro de cauces transparentes y legales.

*Escritor

salypicante@gmail.com

Comentarios ()

 
  NOTICIAS RECOMENDADAS