Columna


Pelea de toche con guayaba madura

INDALECIO DANGOND BAQUERO

19 de mayo de 2012 12:00 AM

INDALECIO DANGOND BAQUERO

19 de mayo de 2012 12:00 AM

Mientras el pasado 15 de mayo, los representantes de los gremios, periodistas y autoridades locales celebraban con champagne el envío de un contenedor desde Barranquilla hacia los Estados Unidos, con los beneficios arancelarios del TLC, en PriceSmart (el hipermercado de productos y marcas importadas bajo el concepto de membresías), había inmensas colas de personas comprando productos gringos, pensando que a partir de ese día bajarían aún más sus precios.
Aproveché y compré unos cuantos productos importados para ver la diferencia de precios con los nuestros y así tener un indicador para analizar el impacto de este tratado en la economía y empleo de nuestro país. Los productos norteamericanos que adquirí aún tenían aranceles o gravámenes entre el 5 y el 40 por ciento. Es decir, una vez se acaben esos inventarios, los nuevos productos deben ser mucho más baratos.
De regreso a Bogotá me fui al supermercado Carulla más cercano y compré los mismos productos, pero nacionales. Nada que hacer, nos darán sopa y seco. Mientras que la libra de jamón importado cuesta $7.900, el nuestro vale $11.130; con el precio de una salsa de tomate nuestra, puedes comprar un combo de tres importadas; con el precio de cuatro libras de espaguetis de sus marcas, sólo puedes comprar dos libras de las nuestras; con $8.200 compras seis latas de salchichas importadas, pero acá sólo te alcanza para tres; mientras que con $10.500 compré cien bolsas de basura de una marca americana, acá solo pude comprar doce bolsitas. Ni qué hablar de los quesos, aceites, jugos y otros productos de la canasta familiar.
¿Qué puede pasar con esta invasión de productos norteamericanos baratos? Pues que se incremente la carga portuaria y aérea, se dispare el comercio y el consumo en las ciudades y por ende se genere más empleo. Los supermercados y tenderos del país tendrán sus estanterías repletas de estos productos. Desapareciendo los nuestros, habrá una quiebra masiva de productores agropecuarios y empresas transformadoras de materias primas. Lo más grave de este TLC es que los señores Hernando José Gomez y Juan Lucas Restrepo (negociadores de este tratado), no fueron capaces de conseguir el acceso al mercado de los Estados Unidos de productos nuestros como la carne, leche, papa, melón, etc. Los que son admisibles, es mejor venderlos en nuestro mercado porque los costos de transporte desde las fincas a los puertos colombianos son muy altos.
Esta masacre agrícola y ganadera seguramente generará un desplazamiento masivo de campesinos a los semáforos de las ciudades porque de lo contrario corren el riesgo de ser reclutados por grupos armados al margen de la ley, para que siembren cultivos ilícitos o integren sus filas.
No todo está perdido y ante estas desventajas competitivas hay que sacar la malicia indígena y ser creativos. Un plan de choque podría ser incentivar con subsidios directos y acceso a crédito barato los cultivos de productos admisibles en los Estados Unidos para que los productores hagan sus conversiones a ellos y puedan exportar en grandes volúmenes con bajos costos.
P/D: Una recomendación al Ministro Juan Camilo Restrepo: ya está bueno de tantas peleas con los gremios, empresarios y congresistas. Cambie de actitud y de asesores y le irá mejor a usted y al campo colombiano.
idangond@hotmail.com

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