Columna


“Pésimos servicios privados”

LUIS ENRIQUE BORJA BARÓN

17 de junio de 2012 12:00 AM

LUIS ENRIQUE BORJA BARÓN

17 de junio de 2012 12:00 AM

Un columnista de El Universal hoy en pasantía diplomática, con frecuencia manifiesta en sus escritos desprecio hacia las entidades que prestan los servicios públicos en la ciudad, culpándolas de ineficiencia por su condición de privadas, dejando entrever añoranzas del pasado cuando el mismo servicio lo “prestaban” entidades públicas. El tema expresado así, siempre ayudará al “rating” entre lectores.
No tuve la suerte de nacer en Cartagena pero cuando llegué, ya mayor hace más de sesenta años, mi amigo quizá estaría muy pequeño y por eso no recuerda que entonces el servicio de acueducto era limitado a menos de la mitad de sus habitantes, la energía eléctrica fallaba con frecuencia desesperante a los afortunados que la disfrutaban, la basura se recogía de cuando en vez y el teléfono era un lujo, servicios todos prestados por entidades públicas.
En ese pasado con suerte se accedía a cualquier conexión de los servicios públicos por ser difícil y costosa, pues la solicitud siempre la debía presentar un buen “padrino”, adornada con una buena gratificación. Quizá quienes dirigían las Empresas lo ignoraban, pero se sabía que el servicio era gratuito para algunos de sus directivos, especialmente del sindicato, y no pocas veces la gratuidad amparaba los servicios de la “otra”…; Y como todo tiene su precio, era lógico que al poder central se le exigiera periódicamente sumas cuantiosas para atender faltantes, presionados por huelgas que presidían los sindicalistas, los mismos que recibían los servicios gratis.
Los especialistas, yo no lo soy, saben que el manejo que entonces sufrían las Empresas Públicas impidió la inversión en futuros, haciendo imposible la planeación, el buen diseño y construcción de redes y circuitos, falencias que los técnicos hoy tratan de remediar y, para mí, causa primaria de las molestias actuales, especialmente del servicio de energía eléctrica.
Los políticos no les gusta que se mire atrás para que no se vean sus porquerías, pero las Empresas Púbicas de entonces, posiblemente cayeron víctima de costumbres impropias.
Quizá mi amigo comentarista lo haya olvidado, pero cuando termina uno de sus artículos diciendo “los países más desarrollados en los que nunca, insisto, nunca se suspenden los servicios de agua y de luz”, está en lo cierto, pero olvida que esos servicios allí lo prestan empresas privadas vigiladas por un Estado eficiente. Esto significa que el problema no es Acuacar, ni Electricaribe, es el Estado colombiano que con leyes débiles y funcionarios corruptos permite la ineficiencia. No es culpa específica del Alcalde de turno, es el producto de una histórica administración pública corrupta desde muy antes de que naciera cualquiera que lea este escrito.
No tengo intereses especiales ni he ocupado servicio público alguno, pero Cartagena ha sido muy importante para mí. Aquí hice mi nido y creo haber puesto granitos para su desarrollo. Como he tenido buen cuidado de observar la historia de la ciudad en las últimas seis décadas, tristeza me daría que regresáramos a pasadas prácticas, sin desconocer que actualmente también sufre de cáncer político, manifiesto y muy bien pago.

lubor149705@gmail.com

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