Columna


Políticos franciscanos

GERMÁN DANILO HERNÁNDEZ

23 de agosto de 2011 12:00 AM

GERMÁN DANILO HERNÁNDEZ

23 de agosto de 2011 12:00 AM

A pesar de centenares de casas destruidas, con miles de familias desamparadas y desarticuladas, la gran tragedia del barrio San Francisco no impactó lo suficientemente a la nación. El Estado y la sociedad no se han movilizado como en otras oportunidades con pueblos y ciudades que han padecido desastres, inclusive menores.
No obstante, la prensa nacional se comienza a ocupar con especial interés de los episodios simultáneos a la atención de la emergencia, relacionados con indelicadezas, rumores, tergiversaciones y controversias por el aprovechamiento político del desastre. Seguimos sirviendo en bandeja de plata los insumos para que el país nos vea como escenario inverosímil, donde ocurren con frecuencia escabrosos o asombrosos episodios.
La ejemplarizante tragedia de San Francisco genera una situación social dramática, que mueve la solidaridad de mucha gente, inclusive de los candidatos en contienda política. Algunos lo hacen por altruismo y sentido humano y otros por capitalizar dividendos electorales. ¿Cómo distinguir uno del otro?
Quienes son afines a un candidato “repartidor” avalan y justifican sus muestras de solidaridad pero cuestionan severamente los fines con que otros hacen lo mismo. Mientras algunos deslegitiman que cualquier aspirante acuda a brindar ayuda a los damnificados, otros los califican como insensibles si dejaran de hacerlo. En tal sentido, la línea fronteriza entre el ser y deber ser de los políticos en estas circunstancias es bien compleja y exige comportamientos y actitudes labradas con precisión de filigrana.
Son varios los comandos políticos que hoy se encuentran abarrotados con mercados, refrigerios y colchonetas, para ser distribuidos entre los damnificados de San Francisco, lo que en principio no sería malo, pero cuando tal distribución se hace en medio de montajes mediáticos, con camisetas, pancartas y anotadores de cédulas y direcciones de los beneficiarios, es obvio que la solidaridad se convierte en afrenta.
Nadie puede exigir que los candidatos se abstengan de hacer donaciones o de gestionar ayudas, pero sí debería existir una regulación ética de las campañas, o al menos de sentido común, para evitar pasar de la generosidad a la indignante explotación de la tragedia.
El candidato a la Alcaldía de Cartagena, Campo Elías Terán Dix se encuentra actualmente en el “ojo del huracán” por haber anunciado la gestión con la multinacional Pacific Rubiales para la entrega de 300 casas a familias damnificadas de San Francisco, lo que posteriormente fue desmentido por la compañía, salvando su obligada neutralidad política.
Mientras sus opositores cuestionaron al candidato, otros alabaron su “desinteresada gestión”. Campo Elías aseguró que fue mal interpretado y que las gestiones para conseguir tales casas las hará en su eventual condición de alcalde desde el próximo primero de enero.
Este hecho debería ser tomado como lección por los aspirantes a cargos de elección, para que independientemente de las motivaciones que inspiren sus gestos de solidaridad franciscana, los reorienten por los mecanismos institucionales. De esa forma darían una señal de grandeza, realizando gestiones discretas y entregando ayudas a la gente que las necesita, sin apetitos de usufructo electoral.

*Trabajador Social y Periodista, docente universitario, asesor en comunicaciones.

germandanilo@hotmail.com

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