En Cartagena sí hay dirigentes que miran con seriedad el futuro de la ciudad y de su entorno. La mejor prueba es la campaña hermosa y edificante que han emprendido para que se construyan obras de envergadura, orientadas a preservar la Bahía de los daños que podrían derivarse a corto tiempo, si el Estado no las asume con criterio prioritario dentro de sus planes de desarrollo; obras que tienen que ver con el Canal del Dique, por el cual penetran los sedimentos que arrastra el río Magdalena en todo su curso sin que se hayan minimizado sus efectos devastadores, en cuanto podrían inutilizar la Bahía como cuerpo de agua apropiado para la navegación y fondeo de naves de gran calado. Colaborar, como columnista de opinión, en el sentido de ayudar a crear conciencia sobre las dimensiones del problema y la necesidad de solucionarlo, resulta tarea grata. Tanto más cuanto los sentimientos de afecto con la ciudad procera, los he tenido durante todo los días de mi vida y de los cuales buena información tiene mi grande amigo, el ex ministro José Vicente Mogollón, quien, tal vez por esa circunstancia, tuvo a bien enviarme la información necesaria para que me pudiera formar un criterio objetivo y claro sobre tan importante asunto, a través del correo electrónico; complementada hoy esa información con los comentarios ilustrados de Antonio Pretelt Emiliani, de Ramón del Castillo Restrepo, y de otros intervinientes en el intercambio de opiniones que viene dándose entre cibernautas connotados que se han unido a la causa. Creo no haber llegado tarde para sumar esfuerzos y hacer trascender la importancia que tienen los proyectos que se han propuesto por parte de compañías distintas, según lo observara el director de El Universal, Pedro Luis Mogollón: la Compañía del Ródano, el Cuerpo de Ingenieros de EE.UU, y HasKoning, de Holanda: compañías especializadas que, como lo afirma el mismo editorialista, “ sí saben lo que hacen porque han manejado ríos de verdad y no sólo los de las simulaciones en las pantallas de los computadores”. Quien dude que el futuro del desarrollo turístico e industrial de Cartagena está estrechamente ligado a la suerte de las obras que se construyan en el Canal del Dique, estaría desenfocado, y, en lugar de estar pensando acaso en disparates como el de construir el Puerto Marítimo en Urabá, el ex ministro Gallego lo tenía entre sus (obsesiones), se impone preservar, en cambio, la utilización permanente, en nuestra costa Caribe de los Puertos de Cartagena y Santa Marta y, en construir uno nuevo, de cabotaje, en la costa cordobesa, que nos facilite la comunicación con Panamá y sea enlace con la carretera Panamericana. Es de celebrar, por ahora, la decisión de Cormagdalena, en su última reunión, que permite construir las obras que se requieren en el Canal del Dique, con la finalidad de minimizar o reducir la entrada de sedimentos a la Bahía. Me siento satisfecho, además, de estar remando “en el mismo bote”, al lado de comentaristas de la talla de Carlos Villalba Bustillo, Aurelio Martínez Canabal y Carlos Gustavo Méndez. *Ex congresista, ex ministro, ex embajador. edundolopezg@hotmail.com
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