Columna


Promoción escolar por méritos

REDACCIÓN COLOMBIA

26 de abril de 2011 12:00 AM

LIC. ANUAR CORTÁZAR CÁEZ

26 de abril de 2011 12:00 AM

Interesante poder escribir algo hermoso, opinar sobre la felicidad, echar un chiste o cuentico, pero a pesar de que con honestidad lo intento, apenas logro percibir en mi último aliento, el aroma de la mala calidad de la educación pública, reflejados en los resultados de las pruebas Icfes 2010.
Con la aplicación del decreto 1290, la mayoría de los colegios del país optó por escalas numéricas porque a su juicio son más claras para los estudiantes y padres de familia, y estableció que los estudiantes no son promocionados al grado siguiente cuando reprueban tres o más áreas.
Evaluado el 75% del año escolar se dispararon las alarmas en las instituciones educativas porque se elevó el índice de pérdida de áreas en los colegios del país, en algunas regiones es del 20% y en otras superior, lo que desnudó la situación creada por el decreto 230, el cual, según los pedagogos estimuló la mediocridad, bajó la exigencia académica, los estudiantes eran promovidos al grado siguiente, y aún más grave todavía, obtenían su diploma de bachiller, lo que generó una cultura de irresponsabilidad, incumplimiento y de poco esfuerzo y sentido de pertenencia en los jóvenes, porque en la práctica tenían asegurada su promoción. Esto trajo como consecuencia un sistema permisivo, flexible, con la famosa promoción automática dejando estragos, como alumnos desinteresados, sin sentido de pertenencia, valores desvirtuados y sin un proyecto de vida.
Puesto en el tapete la verdadera “mala calidad educativa”, en donde por el 230 se fomentó la cultura de la flojera que irradió hasta los padres de familia y algunos profesores, hoy con el 1290, en donde se le exige a los alumnos adquirir los conocimiento y elevar sus niveles de competencias, y en vista de que el 7,5% van perdiendo el año, la Ministra saca una directiva diciendo que a los alumnos que pierdan hay que dejarles un plan de trabajo complementario para las vacaciones y cuando regresen, se evalúen y sean promovidos.
Esto no es más que aplicar el 230 de un año para otro. ¡Qué deshonestidad!, cuando en cada periodo se hace este trabajo pedagógico con dedicación e interés, con amor y ternura, ya sea recuperación o procesos de mejoramiento y los alumnos continúan con la misma desidia. Quieren seguir fomentando la cobertura, pero ¿qué pasa con la calidad?
La verdadera y definitiva evaluación de la calidad de la educación es la que se refleja en reducciones significativas de la pobreza, la desigualdad social y los índices de violencia. Un pueblo educado no sólo es más productivo, sino más fuerte en su institución democrática, menos proclive a la corrupción y más digno ante la comunidad de las naciones.
Por lo anterior si deseamos una sociedad constructiva, crítica, reflexiva, analítica y humanizante hay que cualificar la formación del ser, no castigándolo sino formándolo integralmente y exigiéndole niveles de competencia. La promoción escolar debe ser por méritos, proceso que va a dar duro a la comunidad educativa para elevar los niveles de calidad en los alumnos.

anucor@hotmail.com
 

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