Al sector pecuario se le considera el más retardatario de nuestra economía. Este menosprecio es igual en todo el planeta, pero en otras latitudes se le subsidia para proteger sus reservas alimenticias. Las proteínas tienen esa suerte. Aquí han sido peor tratadas por un terrorismo que persiste en su locura. La ganadería se caracteriza por su rentabilidad reducida, pero que es compensada por su firmeza. Siempre se ha dicho que los balances no indican toda su solidez, pero sí señalan los escasos márgenes operativos. Las simplezas sentimentales que proporciona el apacible entorno de tierras y ganados tampoco se refleja en números financieros. El mercadeo del ganado en pie ha sido primitivo y elemental con tímidas variantes. Eran interminables y graciosas las discusiones sobre la edad de un ganado, cuando lo importante es su precio. Había burlas por negocios que implicaban perder el día en ofertas y rebajas. En otras épocas todos los lunes pululaban hacendados conversando sobre el verano y las lluvias, los precios de la Feria de Medellín, los insumos, la difícil situación y los últimos chistes. El mercado era paquidérmico, con el ritual fastidioso de quienes les sobraba el tiempo. Pero el incremento de la inseguridad, extorsiones y secuestros complicaron el sector. Ante esa macabra influencia, surgió una moderna solución: las subastas ganaderas que han sido herramienta poderosa para el desarrollo. En algunas partes se llegó a negocios y remates sofisticados por videoconferencia. En Cartagena hace poco cumplió diez años de funcionar una organización admirable de mercadeo. Al Coliseo de ferias “Fulgencio Segrera L” todos los jueves llegan reses de diferentes edades, razas y sexo. Todas son comercializadas en un sistema que garantiza discreción, seguridad de su pago y la velocidad que requiere el mundo moderno. En Arjona, población progresista y pujante, se cumple el primer aniversario de otro esfuerzo. Una subasta con logros admirables y promisorios augurios. Es mucho lo que ha significado para la actividad ganadera regional. Los planes y proyectos que acompañan a las subastas traerán mejoras, al incorporar alrededor de ellas almacenes de insumos agropecuarios, controles de sanidad animal y asistencia técnica que auspicia Fedegán. Quienes manejan estos eventos facilitadores de mercadeo, se han distinguido por su criterio empresarial, cumplimiento y liderazgo. El empresario del campo se ha ingeniado para superar los sistemas tradicionales de comercialización. La implementación de servicios es una obligación que se impone a estas organizaciones, para asegurar el desarrollo de una actividad que genera casi el 3% del Producto Interno Bruto nacional. Hay que restaurar el inestable y difícil mercado de Venezuela, con el cuidado de lograr pagos pendientes y precaver garantías para futuras exportaciones. Pero más importante sería ampliar el consumo doméstico mediante precios alentadores. No sólo tenemos que producir más con menores costos, sino comercializar en forma vigorosa. La irrigación, el mejoramiento de praderas y una genética superior no cumplen su finalidad, sin las vías comerciales que permitan llevar nuestros productos a más gentes del país y del exterior. El miércoles, desde Arjona, después…; *Abogado, Ex Gobernador de Bolívar y Ex parlamentario. augustobeltran@yahoo.com
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