Columna


¿Qué pasó con?

RUDOLF HOMMES

15 de julio de 2012 12:00 AM

RUDOLF HOMMES

15 de julio de 2012 12:00 AM

En una sección de la revista Semana con el mismo título de este artículo se describe qué ha pasado con personas destacadas que no han vuelto a sonar. Sería oportuno que en los próximos números le dedicaran este espacio a la mayoría de los miembros del gabinete.
Del ministro de Hacienda no se ha vuelto a saber nada y el DNP parece acápite, a pesar de que la economía está en plena desaceleración. En Salud nombraron a una persona con una carrera destacada tras de sí, lo que entusiasmó y creó expectativas hasta ahora insatisfechas porque desapareció desde que asumió el cargo. La ministra de Educación podría haberse ido de vacaciones desde que se hundió el proyecto de reforma de la educación superior.
La Canciller, otrora estrella del gabinete, solo sale en las columnas de quienes la atacan por su proximidad afectiva con otros gobiernos de la región e injustificadamente la desean tumbar para poner en su lugar al ministro de Comercio Exterior, uno de los pocos con señales de vida, aunque el ritmo de crecimiento de las exportaciones pasó de ser superior al 50 por ciento el año pasado, a crecer alrededor del 1 por ciento en la actualidad.
El zar del TLC parece estar en exilado cuando la economía de los Estados Unidos se reinventa y se necesita concebir cómo sacarle jugo al tratado en ese escenario.
Del ministerio de Minas solo se sabe cuando bajan la gasolina o circulan rumores de que pondrán a un político en la presidencia de ECOPETROL, como si aún fuera estatal. Salieron de un excelente ministro de Transporte que sacrificó su imagen para ordenar al sector, y lo reemplazaron por alguien seguramente muy eficaz, que permanece en la sombra a pesar de que cambiaría el ritmo de la construcción de obras civiles, actividad que según informes recientes decreció en el primer trimestre del año.
En Agricultura no parece haber movimiento y si lo hay en Comunicaciones, es virtual. El ministro de Vivienda estuvo activo promoviendo su programa de vivienda, pero ahora se dedica a defenderse. El ministro de Defensa ocupa un lugar central en las noticias, pero no lo favorecen. Los del Interior y Justicia estuvieron sobreexpuestos, no por sus ejecutorias sino por sus equivocaciones.
Cuando la atención del gobierno debería estar en generar confianza y evitar que la economía nacional deje de crecer, la administración parece afectada por una parálisis cerebral, mientras el país se empantana y la opinión pública concentra su atención en banales rivalidades en la cúpula del poder, que son improductivas.
Se rumora que la semana entrante habrá cambios en el gabinete para darle nuevo oxígeno al Gobierno, pero es posible que estos cambios no traigan consigo mejores ejecutivos sino fichas políticas porque ya comienza la preocupación por las próximas elecciones.
La ilusión que tuvimos de que en esta administración se iba a iniciar una nueva era se está esfumando aceleradamente, a menos que el Gobierno dé un giro audaz y se vuelva a preocupar por los temas que son prioritarios.
Ojalá suceda algo este 20 de julio o el próximo 7 de agosto, que restituya la confianza y el Presidente saque algún as de su manga para dinamizar su administración, renovar el entusiasmo y retornar a su posición de liderazgo.

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