Sentí la gota fría corriendo por mi frente, irónicamente por presentar en concierto a “La Gota Fría” de Carlos Vives, con sus “Clá-sicos de la Provincia”.Todo empezó cuando un grupo de amigos iniciaron el negocio de una discoteca y me pidieron que la manejara. El sitio quedaba en pleno corazón de El Laguito, y como muchos recordaran, su nombre era “Pipeline”; una ca-sa grande, blanca y mediterránea, con piscina adentro y playa privada. “Pipeline” tuvo su leyenda para la juventud de aquella época y se convirtió en el sitio de moda en donde se pre-sentaban los artistas del momento, incluyen-do a Vives, quien también fue socio del lugar.
Pues bien, en el año de 1993, cuando el mes de julio emanaba su calor sofocante, el manager de Carlos Vives (CV), llamado Ma-nuel Riveira, me abordó para decirme que sa-carían un disco de vallenatos y la idea era pre-sentarse en “Pipeline” para las fiestas de no-viembre. Lo que nadie imaginó en aquel momento era que dicho álbum se convertiría en un éxito descomunal, y mientras CV lle-naba los estadios del país, incluido El Cam-pín, con 50.000 espectadores, nosotros de-bíamos prepararnos para un aforo de 900 personas, como máximo. Ya se pueden ima-ginar la magnitud de mi problema.
Los preparativos resultaron una locura. La orden de Vives era conseguir un sonido con la potencia suficiente para que lo escucharan en los confines de Arjona, y una tarima tan grande que ¾ partes de ella terminaron su-mergidas en el océano, rozando las costas de Tierrabomba. ¡Dios, cómo olvidarla: la pla-taforma se zarandeaba como las hamacas en luna de miel!
Como era de esperarse, las boletas se ven-dieron en 3 días, como pan caliente. Y con semejante demanda, los vecinos de El Laguito hicieron su agosto ofreciendo puestos en me-dio barrio.
El día del evento, “Pipeline” lucía como un pez globo con paperas -llena a reventar- y aún había fila hasta el hotel Caribe. ¡Increíble! Con 24 horas sin dormir, y con el construc-tor de la tarima en cuidados intensivos, la amenaza de cancelación era evidente. Yo su-daba la “gota fría”.
Para terminar de rematar, “Chayanne” –el cantante, puertorriqueño- apareció en com-pañía de Jairo Martínez, su amigo personal, pues la idea era subirlo de sorpresa al escena-rio para cantar la “Gota Fría” con CV. Pero con tanta gente, y las admiradoras molestan-do, toco sacarlo de emergencia hacía el res-taurante vecino, saltando una paredilla gi-gantesca. Con las mujeres siguiéndolo, el bo-ricua entró corriendo al dormitorio del señor Mac Master (vecino del lugar), quien sin re-conocerlo le dijo: “Hola mijito, te veo pálido, ahí está el baño, por si quieres hacer del cuer-po”.
Mientras ocurría lo anterior, CV llegaba a “Pipeline” embarcado en una lancha. La idea era transbordarlo a una canoa y aproximarlo a la tarima tambaleante. Pero el problema re-ventó cuando el canoero se aturdió con los fuegos artificiales y desvió su rumbo hacia el lugar equivocado. CV le gritaba: “Colón, ¿qué te pasa? ¿Estás ahuevado?” Y las mujeres se lanzaban al agua para tocarlo y besarlo.
De alguna manera CV llegó a la tarima, empapado y sofocado. Tomo aire y cantó su “Gota Fría”, mientras yo me secaba la mía en la frente. La noche resultó espectacular.
*Empresario
jorgerumie@gmail.com
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