Columna


Reflexiones sobre el aborto

TULIA DEL CARMEN BARROZO OSORIO

23 de diciembre de 2011 12:00 AM

TULIA DEL CARMEN BARROZO OSORIO

23 de diciembre de 2011 12:00 AM

Nos llegó el caso de una adolescente pidiendo que se citara a sus padres, para que los convenciéramos de que ella no deseaba abortar a su criatura. Los galenos aseguraron que tendría problemas serios de salud, y sus padres, por ser pobres, no podrían hacerse cargo de un niño. Fue enviada ante la autoridad competente, pero no quiere decir que no nos preocupe. La industria del aborto y la socie-dad de consumo inducen cada día al sexo, como una mercancía más en las relaciones entre los jóvenes, hasta la pérdida total de valores humanos, atacando principalmente el derecho a la vida.
Extraído de un documento, se afirma que en los Estados Unidos en sus guerras, hasta Vietnam, se han perdido 868,276 vidas. Sectores de la humanidad aceptan el aborto totalmente; otros de manera parcial como su-cede con la sentencia colombiana que lo acepta en tres casos específicos; y otros lo nie-gan rotundamente.
En una reciente charla con estudiantes de la facultad de derecho, intervinieron perso-najes de las ciencias de la medicina y la bioética, y se llegó a la conclusión de que la vida humana comienza desde la concepción. La doctrina jurídica distingue que si bien se es persona desde cuando el ser humano se desprende totalmente de la madre, y sobrevive siquiera un instante, también es cierto que se reconoce la existencia biológica desde el vientre; y ser persona para el Estado, es cuan-do sumadas las dos circunstancias anteriores, la persona es registrada civilmente.  
En las discusiones sobre la aprobación del proyecto de ley para prohibir el aborto en to-das sus formas, se ve a las claras que se archi-vó porque triunfaron las ideas de que por en-cima de la vida del bebé, se encuentran los derechos de la madre, y a decidir sobre su cuerpo. La madre, al decidir abortar, ¿decide sobre su cuerpo o sobre el cuerpo de otro ser?  Pero es cierto que la realidad de los derechos humanos concreta la experiencia ética de la humanidad, considerando que el derecho a la vida es una verdad ontológica para cualquier cultura y religión, por el solo hecho del reco-nocimiento de la dignidad humana. Pero ¿qué ciencia, o qué verdad ontológica diluci-dará cuál dignidad vale más, si la de la madre o la del bebé desprotegido, visto desde el en-foque del aborto?
La dignidad humana es el núcleo de la ra-zón, y la razón vive en una casa llamada con-ciencia, y es allí donde se dignifica el ser hu-mano, que nos distingue de los demás seres vivos. Sencillamente tanto los derechos de la madre, como los del bebé, son inviolables, inalterables y universales.
Entonces, cuando la libertad se emancipa contra la tradición, se cierra a la verdad obje-tiva y fundamental de la vida y su dignidad, se autodestruye esa libertad, y termina aca-bando la persona por asumir sus propias ver-dades como únicas, haciendo entrar a la justi-cia en profundas controversias, y peor aún, calando equivocadamente en las mentes de las demás personas.
Siempre es mejor utilizar la dignidad y la libertad humanas, evitando embarazos por medio de la planeación, y no legitimar el ase-sinato de los hijos que no dejamos nacer.

*Directora Consultorio Jurídico y Centro de Conciliación - U- Libre de Cartagena.

tbarrozo@hotmail.com

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