Columna


Remplazar la tarea de los padres

ALFREDO GARCÍA DE ZUBIRÍA

13 de noviembre de 2012 12:00 AM

ALFREDO GARCÍA DE ZUBIRÍA

13 de noviembre de 2012 12:00 AM

Se desliza una propuesta del senador Spíndola para erradicar las tareas escolares en la casa. Con la apariencia de no causar ningún daño se presenta como estimuladora de los lazos familiares entre padres e hijos.
En temas de educación, hay que ir con mucho cuidado si no queremos encontrarnos después de algún tiempo con sorpresas desagradables difíciles de corregir en términos afectivos y cognitivos. Si no se tienen ideas claras acerca del proceso de aprendizaje, lo que piensen y digan sobre él estará sobrado de confusión.
El senador no explicó en su declaración a la prensa las bases pedagógicas sobre las que se apoya su propuesta, apenas ha dicho que: “Hay un exceso de carga académica. Queremos que en la contrajornada los niños desarrollen otras actividades y que cuando se encuentren con sus padres en la tarde no tengan el estrés que implica hacer tareas”. Es decir, una manera chévere de ver las cosas.
No aporta ningún argumento para respaldar sus afirmaciones de “exceso de carga académica”, cuáles “otras actividades” y quién los acompañará, a qué hora llegan los hijos del colegio y los padres del trabajo para que, sin estrés, se dé ese “encuentro con los padres”. Es procedente que muestre los medios  para alcanzar el objetivo del proyecto y los  beneficios para los alumnos y la sociedad de tal iniciativa. 
Al abordar asuntos de máxima importancia para la comunidad, se debe convencer a la misma con las razones para implantar lo que se le presenta a la sociedad. De tal manera, se ejerce el deber democrático de informar y hacer partícipe a quienes después cumplirán, persuadidos de la bondad del proyecto, lo propuesto en la Ley. Como lo que se quiere es que el colegio remplace a los padres, simultáneamente debe considerar también los costos que tal propuesta acarrea, pues, es difícil exigir a un profesor que atienda individualmente a los alumnos en una clase de 30 ó más alumnos.
El legislador debe tener presente que si se tiene paciencia y comprensión con las condiciones individuales de los hijos, el hacer las tareas en casa permitirá afianzar las relaciones de afecto y amistad con los hijos, más aún, de medio para conocer las cualidades y deficiencias de ellos, de motivo para animar a que haga los deberes con responsabilidad y disciplina. Así se presenta en esa labor una gran cantidad de oportunidades de educar a los hijos.
Creo apropiado mirar el buen ejemplo de los países civilizados que han construido un sistema educativo mediante el cual sus alumnos alcanzan a desarrollar las capacidades con las que los dotó la naturaleza, además de formar ciudadanos con valores. Es el caso de Finlandia, que siempre está a la cabeza en las pruebas internacionales; como Pisa, que evalúa las competencias en lectura, matemáticas y ciencias naturales.
En una crónica del País, de España, se afirma que: “El éxito finlandés se debe a que encajan tres estructuras: la familia, la escuela y los recursos socioculturales. (…;) Los padres tienen la convicción de que son los primeros responsables de la educación de sus hijos, por delante de la escuela y complementan el esfuerzo que se hace en el colegio”.
He ahí los ingredientes de una buena educación.

algaz@costa.net.co

Comentarios ()

 
  NOTICIAS RECOMENDADAS