Columna


Retos de los TLC

GIL ALBERTO FALCÓN PRASCA

18 de mayo de 2012 12:00 AM

GIL ALBERTO FALCÓN PRASCA

18 de mayo de 2012 12:00 AM

Hace 520 años no sabíamos lo que pasaría: la recolonización tiene su legalización constitucional con las firmas de los TLC. La diferencia con la sufrida a manos de España es que ahora por ser constitucional (Art 93), es irreversible. El 15 de mayo de 2012 entró en vigencia el TLC con EUA, una decisión histórica pésima para los trabajadores de Colombia.
En un comunicado conjunto la AFL-CIO, la más grande confederación sindical norteamericana, las 3 centrales colombianas (CUT, CGT y CTC), argumentan que el plan de acción firmado entre Obama y Santos hace un año, ha tenido efectos muy limitados, que no han resuelto las graves violaciones de los derechos humanos laborales.
El Gobierno y el Estado acumularon un récord de éxito en impunidad de los procesos penales a los empleadores (Art- 26 ley 1453 de 2011), que ilegalmente interfieren el derecho de asociación sindical y los pactos colectivos disfrazados como beneficios sociales para los no sindicalizados. Continúa el irrespeto a las libertades y actividades sindicales, a la vida, con crímenes y amenazas a sindicalistas, a las convenciones colectivas, a los convenios de la OIT y a los DDHH.
Para apartar este plan de mejoramiento laboral y los acuerdos del camino del fracaso, se requiere una mayor y más sostenida voluntad política interinstitucional que permita la ampliación de la capacidad del Estado. Tenemos que superar las inercias institucionales que han consolidado una cultura de impunidad en la violación de los mínimos derechos laborales.
Es necesario que cuando se hagan acuerdos sobre temas tan delicados, se blinden con normas e instrumentos novedosos que no permitan que gobiernos y empleadores violen o incumplan esos acuerdos. Es lamentable el sector salud en Antioquia, donde los dueños de las CTA crearon organizaciones sindicales para realizar intermediación laboral a través del contrato sindical.
Las nuevas metodologías de investigación, judicializaciones y sanciones del plan de acción de Obama y Santos, no funcionan porque sencillamente la relación del Estado con las víctimas no se ha construido. Lo más preocupante es que el Gobierno, en informes, comunicaciones y conferencias de la OIT, que se desarrollan en Ginebra del 1 al 22 de junio de cada año, sigue insistiendo en presentar cifras y análisis sobre la violencia y la impunidad que minimizan el fenómeno.
Las cifras del Gobierno en formalización del empleo no tienen sustento y mucho menos una relación directa con la implementación del plan de acción. La Colombia que hay que construir deberá surgir del esfuerzo conjunto de los trabajadores, el campesinado, las capas medias y el empresariado. Sin distingos políticos, tendrán que montar un proyecto de unidad nacional útil a toda la nación.
Lo que reclaman los trabajadores es el respeto para estos acuerdos sean tangibles, porque hoy son unos espectadores de las políticas incumplidas que dictan otros actores. Pero no sólo esperan que se cumpla el plan de Obama y Santos, también el acuerdo tripartito del 26 de mayo de 2011.
Ante la realidad de estos tratados, urge trabajar en articular políticas entre el Estado, gremios, trabajadores y los empresarios, para una mayor capacitación y divulgación de los tratados comerciales existentes con los EU, Unión Europea, Canadá, Corea y China, para convertir las amenazas y debilidades en fortalezas.

*CUT BOLÍVAR  

cutbolivar@gmail.com

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