Columna


Revolución Bolivariana S.A.

JAIME ALBERTO RESTREPO CARVAJAL

24 de octubre de 2010 12:00 AM

JAIME ALBERTO RESTREPO CARVAJAL

24 de octubre de 2010 12:00 AM

“¡Todo para el Agricultor!”, rezaba el lema de Agroisleña, empresa privada venezolana creada hace 53 años por un canario visionario (don Enrique Fraga), uno de los proveedores agrícolas más importantes de semillas, fertilizantes, plaguicidas, equipos, herramientas, servicios de ensilado y ensacado, etc. Además, financiaba a los agricultores y promovía un modelo de compromiso social y ambiental, ampliamente reconocido. Agroisleña tuvo que emitir un comunicado público el 4 de octubre, alertando sobre un abuso inminente del Gobierno e invitaba a sus trabajadores a la calma, tras oír la amenaza de Chávez, en “Aló, Presidente”, de expropiar la empresa. El eufemismo irresponsable del régimen es llamarlo “nacionalizar”. ¿La acusación? Estar “vendiendo veneno” (pesticidas y semillas transgénicas), “no garantizar la seguridad alimentaria”, tener “alto costo de los insumos” y otras ocurrencias. Sólo 3 días después, el Gobierno Socialista del Siglo XXI ya había designado nuevas Juntas Directivas en Agroisleña y 5 empresas más del sector. En lo único que ha sido eficiente la “Revolución Bolivariana” es en expropiar empresas y “mandar 10 batallones a la frontera colombiana”, a la velocidad de un rayo. Apenas 12 días más tarde, las empresas afectadas emitieron un segundo comunicado, porque la tropa irrumpió en “la madrugada del 19 de octubre en las instalaciones de la planta de agroquímicos “Inica”, en Aragua (una de las expropiadas), con un saldo de varios trabajadores heridos, lesionados y detenidos”. El pueblo venezolano corre peligro con lo poco que les queda de empresa privada, hoy en manos de inexpertos resentidos (no pocos milicianos y militares), que conforman la “oligarquía bolivariana”. Agroisleña no es un caso aislado; el año pasado le tocó el turno a una filial de Argos y a almacenes Éxito; luego vino Venoco, y la lista apenas comienza: ahora se anuncia la expropiación de empresas tan importantes como Polar y Cargill de Venezuela. Hasta multinacionales como Bayer, Hoechst Remedia y cualquier otra que venda pesticidas o semillas está en la mira chavista. El pragmatismo gerencial del Presidente Santos para recuperar el mercado venezolano fue aplaudido con timidez por los empresarios colombianos. De continuar el síndrome de la “Revolución Bolivariana S.A.” podríamos estrellarnos con la realidad cruda de no tener empresas privadas libres en ese país para hacer negocios; y menos bajo las reglas sanas de la oferta y la demanda. A la revaluación insoportable del dólar, se le suma a los exportadores colombianos la tragedia de tener que negociar con el “Estado Empresarial Venezolano”, gigantesco e ineficiente, que le dio por emular, 50 años tarde, el fracaso más rotundo que ha tenido modelo económico alguno: el socialismo. Pregúntenle a Castro…; La Agroisleña estatal fue bautizada por el régimen socialista venezolano como “Agropatria”, y de un solo tajo dejó a 18.000 productores agrícolas sin créditos para financiar cosechas necesarias para la seguridad alimentaria venezolana: 3.000 de ellos estaban cosechando en este momento más de 800.000 toneladas en maíz, arroz y sorgo, entre otros, productos que podrían no salir al mercado luego de semejante arbitrariedad. El nuevo lema de “Agropatria” no ha sido divulgado, pero seguramente será “¡Todo para el Estado!”. *Ing. Civil y MBA, Directivo Empresarial restrepojaimea@gmail.com

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