Las ciencias del comportamiento saben que la conducta del ser humano está influenciada por 3 elementos básicos: el ADN (nuestra esencia biológica), la cultura, y la psicología de cada individuo.
Históricamente, el marketing, de la mano de la investigación de mercados, se ha preocupado por comprender la psicología de cada individuo, o grupos de individuos homogéneos, pero últimamente, ha descubierto que la cultura es un determinante a veces más poderoso (por eso ahora los antropólogos juegan un papel tan preponderante en el área). Incluso, es más fácil de trabajar porque rige a la mayoría de los individuos de una sociedad y, por tanto, las estrategias de marketing masivo se vuelven aplicables.
Pero nos queda nuestra esencia biológica, aún menos explorada, sobre todo porque el ser humano siempre se ha creído especial, racional, muy diferente a los otros animales, pero además, porque las diferentes disciplinas del conocimiento se permean muy poco entre ellas, así que es muy lento el aporte que le hacen al marketing disciplinas como la biología, la genética, la etología (estudio de los animales), la neurociencia, la lingüística, etc., pero cada vez vamos aceptando que para comprender el cerebro humano, necesitamos todas esas disciplinas. Cada una aporta lo suyo, y se va armando el aún inconcluso rompecabezas del comportamiento.
La sicología evolutiva nos ayuda a comprender el comportamiento de los seres humanos, pero basándonos en lo que hemos aprendido de la evolución. Para entender buena parte de la mente humana, debemos entender primero los fines que la selección natural utilizó en su diseño. Cuando lo hacemos, empiezan a aparecer muchas luces brillantes que antes eran difusas. Muchos elementos que nos enseña la sicología evolutiva son intuitivos y algunos se aceptan tácitamente, pero son tan inconscientes y tan “animales” que también muchas veces pasamos por encima de ellos, desestimándolos.
Sin darnos cuenta rigen buena parte de nuestras decisiones y, por tanto, de los mercados…; porque es que nuestro cerebro de hoy fue creado en el ayer, bajo las condiciones de la edad de piedra y antes; la evolución no tiene afanes y la adaptación al medio no se hace en unos cuantos siglos.
Debemos recordar siempre que la selección natural se apoya en un criterio único: la eficacia reproductiva respecto a los competidores. Sobrevive quien sea más atractivo o se reproduzca más. Parecen conceptos pasados de moda, bizantinos o insultantes, pero poco a poco, mientras aprendemos de nosotros mismos, bajamos la cabeza y con humildad, aceptamos que somos unos animales más.
Por eso la industria del maquillaje y la moda es multibillonaria, los relojes, los carros que compramos, los restaurantes que escogemos, el celular que deseamos…; casi todas nuestras decisiones, muy en el fondo, tienen razones biológicas, y es el tratar de sobresalir para garantizar nuestra vigencia (a través de descendientes).
Está escrito en nuestro ADN, y lo vemos en lo más básico la naturaleza: las melenas de león, las colas de los pavos reales, los colores de las serpientes, de las flores, los cuernos del alce…; etc…; etc…;
*Director de Criterium - Investigador de mercados – mercadólogo – asesor estratégico
gerardo@criterium.com.co
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