Son muchas las tecnologías que se han desarrollado para lograr reducción de emisiones y vertidos, así también como para disminuir el consumo de los recursos naturales. Sin embargo, es claro que a nivel de ingeniería y ahora bien, si hacemos mucho mas énfasis en la preservación del medio ambiente, esas tecnologías deben ser diseñadas bajo condiciones especificas que, sin decir que son únicas, sí deben ajustarse adecuadamente a las características locales. Es entonces cuando se entienden los problemas globales pero se aplican soluciones locales, y como consecuencia de ello hay desarrollo, innovación y generación de conocimiento.
Inicialmente al hablar de innovación se hacia referencia a todo aquello nunca antes visto. Hoy día, dentro del proceso evolutivo del concepto, la innovación es considerada como aquello nunca antes aplicado, que es evaluado y llega a ser optimizado. Esta es la nueva era de la innovación, y con mucha más razón es aplicable a las tecnologías ambientales.
Si se considera única a cada persona en el planeta, cada punto en el planeta es aún más especial, pues en él convergen infinidad de factores ambientales que son sinérgicos y por lo tanto potencian o disminuyen los impactos (beneficios y perjuicios) de nuestras acciones.
En este sentido, no se trata únicamente de experimentar por nosotros mismos o solo adoptar experiencias vividas y tecnologías implementadas en países con mucho desarrollo. Esto es muy costoso, y se convierte en el primer obstáculo para países en vías de desarrollo como el nuestro. Se trata de estudiar y adaptar esas tecnologías a nuestras condiciones locales, a nuestros recursos económicos, sociales y ambientales. Y esa es la gran diferencia entre adoptar y adaptar. En la primera existe más riesgo, generalmente no existen estudios previos de las condiciones locales y por lo tanto no puede haber trazabilidad de acciones y mucho menos evaluaciones de impacto (ex ante y ex post), lo que cuesta mucho en términos de inversión a largo plazo pues todo se resume al “factor sorpresa”.
Por su parte en la adaptación o transferencia de tecnología, los estudios locales permiten analizar los factores que son inherentes a cada situación y son específicos en cada caso, se disminuye el grado de incertidumbre al momento de la implementación y operación, y por lo tanto el impacto en la inversión es considerablemente menor.
Es aquí donde se fundamenta mi quehacer como docente e investigadora, teniendo en cuenta que en el proceso de formación del profesional de hoy, la clave está en enseñar a aprender y a desaprender lo aprendido para evolucionar en los conceptos y técnicas. El mundo, el consumo de los recursos y la tecnología, no únicamente las de la información, avanzan muy rápido, por lo tanto el reto es ser profesionales versátiles capaces de pensar, criticar, analizar y actuar –como mínimo- a esa misma velocidad, para proponer soluciones que den respuesta a los problemas ambientales de la nueva era, pero con la claridad y conciencia suficientes de los recursos disponibles para desarrollarlas.
* Ingeniera Civil y Especialista en Ingeniera de Saneamiento Ambiental (Uninorte), Magister en Investigación en Tecnologías Ambientales y PhD en Ciencia e Ingeniería Hidráulica y Ambiental (U. de Cantabria, España)
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