Columna


TLC, el gran salto

AP

24 de mayo de 2012 12:00 AM

CRISTO GARCÍA TAPIA

24 de mayo de 2012 12:00 AM

Nada de lamentos y remilgos detiene la historia. Y menos, si cuanto ella denota es la economía, el capital, fuerzas motrices de esa categoría que, al decir de Marx, son formas históricas y transitorias, y sin las cuales las sociedades se ven impedidas de avanzar y producir determinadas relaciones sociales, ideas y modos de producción. O, promover nuevas categorías, como lo predica el filósofo y economista alemán.
Así que, por muchos afanados que estén implorando las ayudas de las divinidades proteccionistas para librar a Colombia del TLC con los Estados Unidos de Norteamérica, cuanto acaba de emprender el país no tiene marcha atrás.
Es la dialéctica de la economía arrastrando la vetusta locomotora de un modelo que por largo tiempo se resistió a la modernidad capitalista en un país cuyas instituciones se forjaron y consolidaron en ese modelo, pero en el que su aparato productivo siguió siendo precario, limitado y promotor de un proteccionismo de baja intensidad y sin potencia.
¿Es que acaso en ese largo periodo de protección monopólica que dispensó el Estado a la industria nacional siquiera tuvo esta la intención de modernizarse, de renovar su infraestructura y de asumir la ciencia y la tecnología como elementos vitales para su crecimiento y productividad?
Bástenos una mirada hacia el sector textil para responder que no; que la industria nacional no solo dejó de ser capaz de satisfacer el mercado interno, sino que nunca se puso al día con las innovaciones tecnológicas que demandaba para su competitividad y permanencia.
Y si del sector agrícola y pecuario se trata, ahí sí que el atraso resulta doloso, pues sus usufructuarios siguieron asumiendo y practicando la tesis abolida en otras naciones de que la tierra es la fuente suprema de riqueza, con la diferencia de que nuestros señores de la tierra se dedicaron a acumularla y a desarrollar en sus vastas extensiones, cuando mucho, una ganadería extensiva y altamente depredadora del medioambiente.
Nada de ciencia y tecnología; nada de mejoramiento genético en sus ganaderías o en sus desarrollos agrícolas con fines industriales; nada de diversificación de cultivos. Y menos, mucho menos, se les ha visto promover una agricultura comprometida con la seguridad alimentaria del país, un manejo transparente de la frontera agrícola y acciones efectivas por la conservación del medioambiente.
Por tal, no es casual que sean estos sectores los que mayormente se han opuesto e invocan la divinidad proteccionista para que el TLC con Estados Unidos de Norteamérica se desbarranque y vuelva para ellos el estado de nirvana en el que han acampado desde el principio de los tiempos con sus vacas, tierras y cultivos.
Que no estamos preparados en infraestructura, aduanas, puertos, carreteras y otras variables propias del proceso, es verdad que no negamos. Pero también es verdad que este gran salto del TLC, es el catalizador que acelerará el proceso. Y ya no hay divinidad ni demonio que lo ataje.
Porque la historia ni se repite ni se acomoda al deseo de sus malos protagonistas.
 
*Poeta
 
elversionista@yahoo.es
@CristoGarciaTap

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