En estos días, la prestigiosa revista Nature publicó un estudio en el cual científicos japoneses han utilizado células madre para crear tejido hepático. Este logro, de perfeccionarse, sería en el futuro un gran avance científico que beneficiaría a muchos candidatos a trasplante hepático.
El hígado es una víscera resistente. Esta cualidad es ilustrada por un mito griego que refiere que a Prometeo por robar el fuego a los dioses y dárselo a los mortales y por otras transgresiones, Zeus lo hizo encadenar a una roca, donde era atacado constantemente por un águila que le devoraba el hígado, el cual renacía al día siguiente. Esquilo dice en “Prometeo Encadenado”: “Pero entonces el perro alado de Zeus, el águila sanguinaria, despedazará vorazmente el enorme jirón de tu cuerpo, y, huésped importuno, rezagado en el festín el día entero, devorará el negro manjar de tu hígado” (Poetas Dramáticos Griegos, Pág. 37, ED Jackson).
La verdad es que el hígado no tiene el protagonismo del cerebro, ni del corazón, pero es tan importante como ellos, pues es el encargado de que el cuerpo pueda utilizar todo lo que engullimos. Para hablar de la jerarquía de su labor bastaría señalar (entre sus variadas funciones) el metabolismo de los azúcares, proteínas y grasas, la secreción de bilis, la producción de las sustancias necesarias para la coagulación, la eliminación las toxinas producidas por el cuerpo y la metabolización de los medicamentos.
Los griegos pensaban que los humores definían el temperamento de los humanos y que la bilis negra producía la melancolía (en griego Melan, negro, Khole, bilis). En lenguaje coloquial a las personas que pasan “Stone out” o sea con la piedra afuera a toda hora les dicen que son de “malos hígados”
No obstante a pesar de su importancia, ningún poeta, salvo Neruda, quien pertenecía a la cofradía del vidrio, le ha cantado. Su Oda al hígado, es un canto sublime de un “Bacán” bebedor de vino, en sus notas que tienen un tufillo de agradecimiento dice:
“Organizado amigo, trabajador profundo /déjame darte el ala de mi canto / el golpe de aire / el salto de mi oda / ella nace desde tu invisible máquina /ella vuela de tu infatigable y encerrado molino / entraña y poderosa / siempre viva y oscura / Mientras el corazón suena y atrae la partitura de mandolina / allí adentro tu filtras y repartes, separas y divides multiplicas y engrasas, subes y recoges los hilos y los gramos de la vida/
Esta víscera a pesar de ser fuerte, es víctima de infecciones virales, como las hepatitis (A, B, C, D, E) puede lesionarse por algunos medicamentos, abuso del alcohol o por otras causas que sería tedioso enunciar aquí. La clave para conservar este órgano, que es un tesoro, quizás podría estar en vacunarse contra la hepatitis, no tomar medicamentos indiscriminadamente ni abusar del alcohol, es decir, no beber diariamente, “ni nochemente”, como dijo el “buchón” Guerrero, un personaje célebre de la bohemia cartagenera, pues así el hígado “saca la mano” y las consecuencias son bastantes graves.
Ojalá el descubrimiento de los japoneses sea una ventana que abra más posibilidades terapéuticas a quienes padecen hepatopatías graves, sería otra victoria de la ciencia médica.
*Directivo universitario. Miembro de la Academia de la Historia de Cartagena.
menrodster@gmail.com
NOTICIAS RECOMENDADAS
Comentarios ()