Cada día trae su afán. Cartagena vive un momento muy especial. Sus excelentes perspectivas, gracias a su privilegiada ubicación en el Caribe, la señalan como uno de los mejores destinos de inversión en Suramérica.
Pero es evidente que para asumir con éxito los retos que le depara esta oportunidad, que no vacilamos en calificar de histórica, la ciudad exige una gestión pública caracterizada por el buen gobierno, comprometida con la trasparencia y la participación ciudadana que le permita no sólo canalizar adecuadamente el flujo inversionista sino crear un clima de convivencia, con las condiciones para superar las fracturas de su tejido social y pagar una deuda que la caracteriza como ciudad injusta, por ser inequitativa.
Y este panorama, próximo a las elecciones de mandatarios locales en octubre de este año, obliga a actuar con la mayor responsabilidad no sólo a cada cartagenero sino a todos los partidos, movimientos y fuerzas políticas, así como a los sectores gremiales, empresariales y las diferentes organizaciones sociales, en la definición, al elegir, de una conducta coherente con los grandes retos que afrontamos. Responsabilidad -dada la circunstancia de que Cartagena es vitrina internacional y punta de lanza del país al exterior-, que trasciende lo local y compromete el orden nacional, como es el caso de las directivas nacionales de los diferentes partidos.
Si bien a estos últimos –los partidos y sus directivas nacionales-, les cabe igual compromiso de actuar lo más responsablemente en la disposición de sus avales para sus candidatos en las diferentes localidades de Colombia, en el caso de Cartagena, por las circunstancias anotadas, ese compromiso es muy significativo. Ténganse en cuenta las recientes advertencias del Ministro del Interior y de Justicia, doctor Germán Vargas Lleras, del peligro de la “captura” de las administraciones locales por parte de los financistas-contratistas, los dineros calientes y determinadas casas políticas.
De allí que ojalá se inicie una ola de opinión para promover un consenso social y político que le permita a Cartagena disponer de excelentes opciones para regir sus destinos en tan especial coyuntura de su vida institucional.
La ciudadanía toca a la puerta de una mayor democracia participativa. Hay que abrirla.
Hay que entender que las circunstancias locales implican candidatos comprometidos con la atención a esas particularidades.
Es vital que los partidos avalen candidatos idóneos y transparentes para bien de los intereses territoriales y de la democracia participativa que tanta legitimación necesita. Que actúen con grandeza. Con un sentido de hacer patria. Con el compromiso de enaltecer la política e impulsar el desarrollo del país a través del desarrollo regional.
Es la hora de los consensos. Ojalá que en algunos casos, haya alianzas de diferentes partidos en torno a los mejores candidatos. Y ojalá que Cartagena sea uno de esos casos para que la coyuntura favorable, cargada de potencialidades y oportunidades, no se nos escurra entre los dedos, y sólo nos quede el recuerdo de lo que pudo haber sido y no fue.
madorojas@hotmail.com
*Rotaremos este espacio entre distintos columnistas para dar cabida a una mayor variedad de opiniones.
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