Columna


Un muro infame

CARLOS GUSTAVO MÉNDEZ

14 de agosto de 2011 12:00 AM

CARLOS GUSTAVO MÉNDEZ

14 de agosto de 2011 12:00 AM

Hace 50 años, el 13 de agosto de 1961, los jerarcas de la República Democrática Alemana (RDA), edificaron un muro de concreto para dividir a Berlín y “salvaguardar” a los habitantes de Alemania comunista de los supuestos ataques fascistas que, según ellos, provenían de la República Federal Alemana (RFA).
Lo cierto es que con esta medida buscaban impedirle a miles de ciudadanos inconformes con la tiranía y la miseria del régimen comunista, huir hacia la prospera RFA, un enclave de bonanza que era una especie de vitrina de las virtudes de la democracia. El muro tenía 120 kilómetros de longitud, 3,6 metros de altura y estaba constelado de alarmas, torres de vigilancia y soldados. No obstante, más de 4.500 personas hicieron evasiones casi cinematográficas en los 28 años que existió y así escaparon del régimen de terror de la  RDA.
Como no hay mal que dure cien años, hace 22 años, el 9 de noviembre de 1989, se cayó el Muro de Berlín, cuyo derrumbe produjo una reacción en cadena mediante la cual se desplomaron los regímenes comunistas de Europa Oriental. Su demolición fue el resultado de una seguidilla de circunstancias entre las cuales estaban las acciones del sindicato “Solidaridad”, que dirigía Lech Walesa en Polonia, el activismo del Papa Juan Pablo II y la Perestroika y el Glasnost que implementó Mijail Gorvachov en la URSS en 1985.
Estos dos últimos factores sirvieron para que por imitación surgieran muchos movimientos de oposición a los regímenes totalitarios que imperaban en los países situados detrás de la llamada por la propaganda occidental como “Cortina de Hierro”, los cuales lograron en poco tiempo que hubiera sindicatos, libertad de expresión y elecciones libres.
Más tarde Hungría abrió sus fronteras con Austria, lo que motivó que miles de alemanes orientales se volcaran sobre este país, para, a través de esta nación, llegar a Austria y después a Alemania Occidental. Este éxodo masivo obligo al régimen autocrático de la  RDA  a autorizar a sus habitantes a viajar al extranjero, con las resultas que el 9 de noviembre de 1989, miles de alemanes se congregaron en ambos lados del muro y lo tumbaron. A esto le debemos diferentes hechos entre los cuales destaco: la constatación de la crueldad del régimen de la RDA, al abrirse los archivos de los servicios secretos y a que el libro de Francis Fukuyama, “El fin de la historia”, que decía que la historia humana en cuanto a confrontación ideológica había concluido, con un mundo final estructurado en torno a la democracia, se hubiera convertido en “Best Seller”.
En fin, este muro de hormigón, que se construyo hace 50 años, cuando estuvo en pie fue una fuente de desprestigio para el comunismo, pero cuando colapsó, arrastró una muchedumbre de mitos y “certezas”, como la inexorable victoria del comunismo sobre el capitalismo en virtud de un fatalismo deducido de la dialéctica y de las leyes de la historia, y, como efecto colateral, trajo como consecuencia una especie de desolación discursiva  en muchos adeptos a la carreta del socialismo real. Fue un impacto al cual parecen estar  inmunes sólo los mamertos, Cuba, Corea del Norte y las Farc.

*Directivo universitario. Miembro de la Academia de la Historia de Cartagena.

menrodster@gmail.com

Comentarios ()

 
  NOTICIAS RECOMENDADAS