Columna


Viejo gusano

ROBERTO BURGOS CANTOR

14 de enero de 2012 12:00 AM

ROBERTO BURGOS CANTOR

14 de enero de 2012 12:00 AM

Una de las manifestaciones de la inconstancia con la cual se desalientan los propósitos consiste en declarar la derrota antes del esfuerzo por la victoria.
Viene ocurriendo con la Vicepresidencia, que volvió a las instituciones con la carta política de 1991. Era de suponer que la creación de ella requería de un estatuto que definiera competencias y permitiera el aprovechamiento de una dignidad que quiérase o no resulta elegida con los mismos votos del Presidente.
No se requiere del casuismo normativo que pretende agotar el infinito de la realidad. Basta con reglas lógicas acordes al propósito con el cual se estableció la Vicepresidencia y por ende la abolición de otros mecanismos de sustitución de potestades presidenciales. El Designado e incluso el Ministro Delegatario.
La malicia colombiana, inútil y barata, prefiere que la Vicepresidencia sea un empleo y no una institución. No faltan voces que pidan otra reforma de la Constitución para suprimirla. Los incidentes de los cuales da cuenta Óscar Alarcón en Los segundos de a bordo sirven de prueba y manifiesto.
La verdad es que la mayoría de los Vicepresidentes desde la vigencia de la Constitución no constituyen modelo de armonía. Los hay de diversos matices. Unos arrojados a exilios disimulados y otros espetados en público de lagartos. Todos seleccionados por el candidato a Presidente sin consulta distinta a su soberana voluntad y su oculto designio. En casos sin seguir la filiación partidista.
Quienes gustan de las catástrofes no recuerdan a un Vicepresidente oriundo del Caribe que fue ejemplar. Logró acuñar en el corazón técnico del régimen, Planeación Nacional, un departamento especializado en el Caribe. Y después de una de las delicadas situaciones entre el poder civil y el poder de las armas, devolvió la confianza a los militares y adelantó tareas de formación en Derechos Humanos entre los uniformados. Es de suponer lo que hubiera significado para el Caribe la continuidad de una planeación. Se habría evitado el plebiscito sobre la región, el descontento actual por la traición en las regalías, y la vergüenza por los análisis de Planeación Nacional sobre el Caribe colombiano y el desconocimiento de la fecha del bicentenario.
Ya está cantado que cuando la historia muestra su rostro de tragedia se repetirá como comedia. Ahora los líderes de las organizaciones que el maestro Darío Mesa denominó la “aristocracia obrera” se cansaron de administrar huelgas y conflictos, de permisos y congresos, de pliegos y manifestaciones y se aficionaron a los organismos de representación, a un año cada cuatrenio de Ministros del Trabajo, a Alcaldes. Es posible que la clase obrera se haya transmutado en el partido obrero. Y así hoy el Vicepresidente es un viejo dirigente sindical. Ocurrió que al año de su ejercicio su conciencia lo quiere devolver a los aparatos sindicales. Empezó la lucha por ser elegido jefe de la Organización Internacional del Trabajo, en Ginebra, no Valle, no Buga.
Es compatible que el Vicepresidente salga por el mundo ¿en comisión? a hacer campaña. ¿Ejercerá dos empleos? ¿Lo eligieron para eso?  La locura humana.

*Escritor

rburgosc@etb.net.co

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