Acompaño a mi hijo Miguel en su campaña en el interior del país como candidato al Senado de la República. Además de poder dar testimonio de los grandes desafíos para un candidato que no goce de recursos económicos abundantes para poder ir a la mayor parte de nuestras regiones –pues los capitalistas de la política disponen hasta de helicópteros para dichos efectos-, es estimulante, en el sentido de que se adquiere un conocimiento más integral de las realidades del país visitando sus regiones. El fin de semana pasado estuvimos en Leticia. Ya había visitado esta ciudad antes, pues otro hijo, Jesús María, médico, encontró “el mejor lugar del mundo” para vivir sin afanes, en un ambiente absolutamente sano (algo tiene que ver el pulmón ancho de la selva amazónica), concepto que incluso comparte mi grande amigo José Vicente Mogollón V., ex ministro de Medio Ambiente. Tales apreciaciones no significan, sin embargo, que los leticianos gocen de los mejores servicios públicos. Todo lo contrario, las carencias son muy grandes. La más apremiante sigue siendo el servicio de energía, que se presta a través de una termoeléctrica que vende el kilowatio hora a 450 pesos, tal vez el más costoso de Colombia, incluido el subsidio tarifario que reconoce el Estado. ¡Y pensar que se piensa desmontar ese apoyo económico en el 2011! Dentro de esa perspectiva, no se podrá imaginar ninguna empresa generadora de empleo. Conscientes de que ese es el cuello de botella que impide el progreso de Leticia y del resto del departamento del Amazonas, el Sinchi (Instituto de Investigaciones Amazónicas) contrató un estudio sobre soluciones energéticas alternativas, el cual puede servir para orientar, según nos dijo su autor, el ex gobernador y presidente de la Cámara de Comercio, Álvaro Gómez, al Gobierno Nacional para resolver definitivamente tan agudo problema. Valga la observación de que el desarrollo de los departamentos de frontera debe tomarse como un imperativo para los órganos del Estado encargados de diseñar las políticas económicas. Está de por medio nada menos que la unidad nacional, de la cual no podrá hablarse si mantenemos en el atraso a nuestros territorios fronterizos. En el caso del Departamento del Amazonas, habrá que propender también por la preservación de las etnias que la habitan. El reclamo lo escuchamos de los dirigentes Ticunas, pero bien podríamos haberlos escuchamos del resto de los grupos indígenas. El denominador común es el atraso y la lucha por reivindicaciones en educación y salud y, del suministro de agua potable: un anhelo represado para esas comunidades, pese a que estén atravesadas por las fuentes más caudalosas del mundo. ¡Ah vergonzosa paradoja! Llamamos la atención que el Congreso, con visión integradora y de justicia social, mediante el Acto Legislativo No. 0i de 2009 (art.14), señaló pautas para establecer regímenes especiales que permitan el desarrollo de regiones marginadas, como La Mojana, Urabá y el Amazonas, entre otras. Ojalá que se permita la participación de la dirigencia regional. PD. Invito a votar el 14 de marzo en favor de la región Caribe. Ha sido uno de nuestros sueños…; *Ex congresista, ex ministro, ex embajador. edmundolopezg@hotmail.com
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