Columna


Vivir en varios mundos a la vez

RUDOLF HOMMES

14 de agosto de 2011 12:00 AM

RUDOLF HOMMES

14 de agosto de 2011 12:00 AM

En la película Media Noche en París, de Woody Allen, un escritor, aburrido de la banalidad de su prometida y la familia de ella, se refugia en las calles de París, encuentra una ventana al pasado y convive con los artistas famosos que –como Hemingway- hicieron de esa ciudad una fiesta ambulante en la segunda década del siglo pasado. Al volver al presente, su entorno afectivo se desbarata entre los mundos contradictorios que habita. Finalmente concilia el presente con el pasado gracias a una joven anticuaria que comparte su gusto por la música de Cole Porter y camina con él en París bajo la lluvia.
Alguien muy astuto me hizo ver que los colombianos habitamos en varios mundos y nos refugiamos en el pasado, o en concepciones artificiales del mundo, no completamente coherentes. El Procurador, por ejemplo, quiere reinstaurar el Santo Oficio con la colaboración del Partido Conservador y de jerarcas del la Iglesia Católica colombiana, que en alianza con “herejes e infieles”, sacarán a la mujer colombiana del siglo XXI y conciliarán su presente con el pasado. Un Ernesto Samper más joven vive en otro tiempo, antes de ser presidente, o en otro sitio donde no lo fue, y quiere refundar el Partido Liberal que contribuyó a destruir.
Los indígenas del Cauca están en el siglo XVIII, pero protegidos por la Constitución del 91. Las FARC están atrapadas en una cápsula del tiempo, pero con telefonía satelital, internet y tecnologías letales de destrucción. Su adversario feroz, el ex presidente Uribe, quizá está en una época anterior, pero se comunica vía Twitter. Los emigrantes colombianos oyen a “Julito” todas las mañanas, como si no se hubieran ido y como si él tampoco lo hubiera hecho. Hay señoras del Country Club de Bogotá que creen que queda en Miami y por eso detestan a Enrique Peñalosa, que se lo quería llevar para Bogotá.
El don del escapismo es lo que permite en Colombia darle vuelta a los asuntos, como en el caso de Valerie Domínguez, la única acusada por un supuesto crimen que aparentemente no cometió pero que quisieron llevar a cabo los que han pactado con la Fiscalía una fórmula para salir libres a cambio de acusarla. La gente no cuestiona esta incongruencia o la mayoría de las inconsistencias en la vida nacional, que suceden por la misma razón.
Asombra que un líder de la campaña contra el aborto usufructuara el motel Residencias Las Pirámides, en Cali, que Estupefacientes puso convenientemente en manos de su primo, o sea intolerante con los gays y benevolente con los violadores de niños. Es inexplicable que el país haya sido azotado por el invierno, que se pusiera a alguien muy capaz al frente de la reconstrucción, y que ocho meses después no tenga los medios para adelantarla. También sorprende que siendo la agricultura uno de los sectores críticos para promover crecimiento, no se asignen cien o doscientos millones de dólares para construir la infraestructura que permitiría que en los Llanos Orientales se produzca la comida que hoy se importa, y sobre para exportar.
Al parecer, los burócratas que deben asignar estos recursos viven en Wall Street. Hay que avisarles que estamos en agosto de 2011.

rhommesr@hotmail.com
 

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