Columna


Votemos un cambio

GIL ALBERTO FALCÓN PRASCA

28 de octubre de 2011 12:00 AM

GIL ALBERTO FALCÓN PRASCA

28 de octubre de 2011 12:00 AM

El deterioro en la calidad de vida y en es-pecial el aumento de la inseguridad, desem-pleo, pobreza, corrupción, concentración de la riqueza y violencia, son hechos comproba-dos.
La gente come menos, viste menos, atien-de menos sus enfermedades, y se recrea me-nos para poder pagar los servicios.La privatización de empresas de servicios públicos domiciliarios no ha mejorado la prestación de los servicios, pero sí incrementó las tarifas y el descontento social.
Hay demasiada hambre, hay hogares que en las noches se acuestan con dolor de estó-mago, no por comer mucho, sino porque no comieron nada. No hay cómo comer tres ve-ces al día porque sus recursos apenas permi-ten hacerlo dos, limitando cantidad y calidad.
La política de salud esclavizó a los profe-sionales de la salud y son mal remunerados, discrimina a los habitantes del país en catego-rías y atiborra los bolsillos de las EPS a costa de una precaria asistencia médica.
Se da la política laboral de bajos salarios y pocas garantías en los contratos de basuras, con el argumento falaz de que se reduce el de-sempleo.
Persiste la política de privatización de uni-versidades públicas, como imposición del TLC con los EUA, y del SENA con cambios misionales para que con sus recursos dependa del Ministerio de educación.
Paradójicamente un 12 de octubre del 2011, se firmó el TLC, decretando legal-mente la recolonización de Colombia por las  multinacionales estadounidenses más podero-sas que han existido.
El oro que se llevaron los españoles lo sa-caron con palas y picos, ahora extraen carbón, petróleo, níquel y el oro que queda, con to-neladas de explosivos, enormes retroexcava-doras, trenes, camiones de 320 toneladas, bolsas de valores y todo el Gobierno a su ser-vicio.
La locomotora de gran minería autoriza a las multinacionales sin que importe la des-trucción del ambiente y con regalías misera-bles como contraprestación al saqueo de nuestros recursos naturales.
Es urgente la reforma a la justicia y políti-ca coherente, que establezca el voto obligato-rio. La gran corrupción comienza por los procesos electorales con el inmenso poder de ciertos grupos empresariales, legales o ilegales, y de sectores políticos mafiosos.
Si los gobiernos locales son capturados por estos grupos en las elecciones, obvia-mente estarán dedicados a saquear el botín te-rritorial y a feriar los bienes de uso público.
La necesidad del voto de opinión crítico y razonable de los abstencionistas es crucial pa-ra mejorar la frágil democracia colombiana, tan cuestionada por la ilegitimidad en las principales instancias del poder.
Tenemos que lograr que los ciudadanos tomemos conciencia y usemos con responsa-bilidad nuestra voz y voto, para combatir di-námicas corruptas y denunciar a los políticos que juegan con el hambre de los barrios po-bres para comprar el “combo voto”.
Hacemos un llamado muy importante a que los ciudadanos de bien -la mayoría de los habitantes- no sigan con la complicidad hacia la ilegalidad, sin sancionar políticamente con el voto de castigo a los cuestionados, o no votando, porque después a quién se van a quejar.
Este domingo 30 de octubre del 2011 te-nemos una cita histórica con el cambio para derrotar a los piratas del siglo XXI. Los países no cambian al cambiar los dirigentes, sino cuando cambian los pueblos, y estos cambian a los dirigentes.

*CUT BOLÍVAR  

cutbolivar@gmail.com

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