Columna


¡No hay derecho!

CARLOS DÍAZ ACEVEDO

22 de septiembre de 2010 12:00 AM

CARLOS DÍAZ ACEVEDO

22 de septiembre de 2010 12:00 AM

Cada vez es más frecuente escuchar la propuesta de insistir en cumplir los deberes, con las expresiones de que “los derechos conllevan siempre deberes” y “todo derecho conlleva un deber”, frente a tanta gente que reclama siempre derechos. Curiosamente a los hombres no nos caben estas propuestas y frases porque otras ocupan su lugar. El mandato “sea todo un macho” nos llena tanto de deberes, que la alternativa serían las frases de arriba escritas de manera invertida: “Los deberes de los hombres conllevan siempre derechos”, “todo deber de un hombre conlleva un derecho”. Es decir, todas las obligaciones sociales que se nos exigen a los hombres sobre cómo debemos ser se pueden pensar en términos de los Derechos Humanos negados a la hora de cumplir con el papel de machoman, que se impone, en términos, por ejemplo, de los derechos sexuales y derechos reproductivos, los derechos más humanos, que se violan con todos y cada uno de los deberes asignados por el hecho de venir al mundo con un pene. Representar el papel protagónico de la película “No retroceder, nunca rendirse jamás”, atenta contra estos derechos fundamentales que permiten el disfrute de los demás derechos, tiene consecuencias fatales sobre nuestras vidas, salud física, sexual, reproductiva y mental. Si queremos ser hombres sanos debemos representar en la vida otros roles, no seguir definiéndonos en negativo, no ser mujer, no ser niño, no ser viejos, no ser marica. No continuar relacionándonos con el poder y dominio sobre estas personas. Debemos reencontrarnos con nuestra feminidad, que también nos constituye, y con el niño que llevamos dentro a pesar de cumplir con el mandato de trabajar, trabajar y trabajar, en un mundo donde cada vez cuesta más conseguir chamba, la orden de tener una mujer o varias mujeres, familia y de reproducirnos como Dios manda. Mandato que niega la libertad a la finalidad del ejercicio de la sexualidad más allá de la reproductiva, dejando por fuera la recreativa y comunicativa y que no respeta el derecho a la opción de la reproducción, al reconocer categóricamente sólo como hombre a aquel varón adulto con mujer e hijos. Quizás por esto hay tantos tipos que no cumplen con su deber de padre, precisamente por ser un deber y no un derecho o conjunto de derechos, el ejercicio de la paternidad. ¡No hay derecho! Y no lo hay porque lo que prima es el deber de ser un macho cuya prueba de que lo es se da en la relación de poder, en el maltrato a las mujeres, los niños, las niñas, los viejos y los maricas. “No seas marica” es la frase clave dicha por personas de ambos géneros para que quien la escuche se comporte como un hombre, cumpla su deber como tal y ante semejante obligación no hay derecho de hombres que valga, empezando y terminando por los derechos sexuales y reproductivos. Este tipo de frases limitan el derecho a la libre expresión de ser hombres, por lo que se requiere la puesta en común de otros discursos que rompan el modelo hegemónico de hombría, que contribuyan a la construcción de masculinidades liberadoras definidas no en la negación sino en la afirmación, en el reconocimiento, aceptación, respeto y valoración de sí mismo y de las demás personas. *Lingüista, literato y comunicador para el desarrollo Puntos_de_encuentro@hotmail.com

Comentarios ()

 
  NOTICIAS RECOMENDADAS