Columna


¿Santribe, Urisan o Santos? (1)

JAIME ANGULO BOSSA

20 de noviembre de 2010 12:00 AM

JAIME ANGULO BOSSA

20 de noviembre de 2010 12:00 AM

4 meses dedicados a desbrozar la historia del 20 de julio y 6 de agosto de 1810 en Santafé y Mompox y 11 de noviembre de 1811 en Cartagena, no me impidieron que de soslayo viera la posesión el 7 de agosto pasado del Presidente J. M. Santos, acto cumplido con la pompa propia de la encumbrada oligarquía colombiana que tradicionalmente nos ha mandado, más veces que menos, y que ahora lo hace desde un Olimpo hecho a la medida de sus gulas, aparentemente lejos del rojo que la debilita o del azul que la robustece, aunque para su conveniencia este o aquel le sirve, y, además, porque políticos y gobernantes de hoy no se distinguen ideológicamente entre sí ni le dan al color valor alguno de ese orden, pues de día pueden ser de centro y de noche de derecha, únicos espacios que aceptan dada su condición de reaccionarios natos, por lo que adoptan cualquier bandera. De mujeres serían “Belle de jour”, si no fueran también de noche, “belle de nuit”. Mas no me libré de los estruendos televisivos, radiales e impresos de acto tan dulce para los beneficiarios del poder y tan amargo para los que lo sufren. A los primeros el mando mediático de dicha Oligarquía les aumentó su capacidad de goce y a estos hábilmente les cambió su obvio rictus de angustia y dolor por aparentes sonrisas de adhesión, gracias a la tecnología que los convierte en supuestos seguidores siendo víctimas. Desde cuando oí los elogios viscerales de Santos a su antecesor, tuve el recuerdo asociativo de la famosa telenovela titulada “En cuerpo ajeno”, protagonizada por Amparo Grisales y Danilo Santos, no sin pensar en la remota posibilidad de que Santos actuara en cuerpo propio, lejos de su antecesor. ¿Será que Uribe se metió en Santos, o que Santos lo permitió y por eso aquel domina y este manda?, me pregunté. ¿O será que Santos en Uribe y Uribe en Santos, como Santos da un paso adelante y como Uribe otro atrás para quedar ambos en el límite de sentirse súcubos del despotismo inmerso en la supuesta “seguridad democrática”, cantinela de día y noche repetida como nuevo “sermón de la montaña” que nos llevará gloriosamente a la derecha de la derecha? En suma: ¿Será que Uribe a través de Santos actúa en “cuerpo ajeno” o que Santos actúa por sí mismo y habla de democracia con el acento de la oligarquía para que no se vea cómo sobresalen de sus bolsillos las chequeras iluminadas de la derecha universal y su acerado mando o su viejo pero abandonado liberalismo? Ante las dudas, titulé esta columna “¿Santribe, Urisan o Santos?”, producto, los primeros, de la simbiosis ideológica de dos políticos metidos el uno dentro del otro y el otro dentro del uno, sin que el uno se aleje totalmente del otro, ni viceversa, pues así sacan “provecho de la vida en común” y el tercero, resultado ojalá cierto de hallarse separados por repelerse. Para los pocos liberales de verdad que quedamos sería ideal que se rompiera el cordón umbilical que a la derecha los une y que Santos se bajara del Olimpo para retomar algún día –creo que nunca llegará- el camino de Damasco ideológico y se encontrara a la izquierda con Uribe y Gaitán, los dos más grandes mártires del pensamiento liberal, sobre cuyas tumbas la derecha arroja cada día más tierra para impedir que reviva su rojo. *Abogado, catedrático, ex Representante, ex Senador, ex Gobernador, ex embajador ante la ONU. jangossa3@gmail.com

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