El día más triste del fútbol

FERNANDO CARREÑO
SANTIAGO DE CHILE
27 de Junio de 2015 02:20 pm

Es una historia digna de una película, es más, cuando tenga más tiempo buscaré si ya fue llevada a la pantalla grande. Solo un equipo en la cancha, calentando para evitar una lesión que nunca llegará, y luego del pitazo inicial, diez pases hasta meter el gol en un arco vacío. Chile se clasificaba al mundial de 1974, luego de derrotar 1-0 a la Unión Soviética, sin la Unión Soviética.

El ambiente no podía ser más complejo. Los jefes supremos de las Fuerzas Armadas habían derrocado al presidente de izquierda Salvador Allende, y el estadio Nacional de Chile se había convertido en el ‘campo de reclusión’ de opositores más grande del país. Por su parte, la URSS estaba en plena guerra fría con occidente y había rechazado fuertemente el golpe militar en el país austral. Como protesta cortó relaciones diplomáticas y, entre otras medidas, se negó a asistir a la cita deportiva.

En el estadio Nacional de Santiago, entre septiembre y diciembre de 1973, fueron retenidas unas 20 mil personas -otras versiones hablan de poco más de 7 mil-. “Aquí la sinrazón funcionó día y noche, los valientes soldados junto a sádicos civiles sometieron a las más aberrantes torturas a jóvenes mujeres embarazadas, a muchachos universitarios, al viejo sindicalista, al médico idealista que quería una patria justa”, consigna el Proyecto Estadio Nacional – Memoria Nacional, a cargo de Wally Kunstsmann. “A este Estadio Nacional también vinieron agentes de Uruguay, Brasil y Argentina, todos instruidos en la criminal Escuela de las Américas de Panamá, quienes traían macabros métodos de tortura”.

Entre tanto y luego de varios resultados, algunos dramáticos (como contra Perú), Chile se clasificaba al repechaje frente a la Unión Soviética. El primer partido se jugaría en Moscú, con problemas de los jugadores para entrar al país, con un clima de 4 grados bajo cero y sin cámaras ni periodistas en la cancha. 0-0.

Para el regreso, el régimen militar dictaminó que el partido debía jugarse en Santiago y no en Viña del Mar como sugirieron algunos. Y para esto fueron desalojando a los reclusos. Una comisión de la FIFA fue a revisar el estadio pero hizo caso omiso de los pocos retenidos que quedaban, de la sangre y de los fuertes controles militares. Años después los inspectores de la FIFA reconocerían la falta de ética en la que incurrieron tras haber avalado un estadio en esas condiciones.

La Unión Soviética renunció al partido de vuelta y a la posibilidad de jugar el mundial, pero la FIFA nuevamente metió ‘la mano’. Pidió que se jugara el partido, solo con los jugadores de Chile en la cancha hasta que lograran el gol de la clasificación.

El 21 de noviembre de 1973, o “el día más triste del fútbol”,  se cumplió con el protocolo, ante un estadio semivacío. Chile fue al mundial pero eso ni siquiera le importa a muchos.
Hoy, dentro del complejo deportivo hay una placa y algunos espacios destinados a recordar a quienes allí fueron torturados.

El estadio Nacional reservó un espacio, en la escotilla Nº 8, para honrar a las personas retenidas en esa época. Aún con el estadio lleno, nadie puede sentarse allí, como un recordatorio constante del horror que no debería repetirse.

"Ese espacio en la tribuna número 8 es de madera, tal y como eran las sillas en el tiempo de las retenciones. Hoy en día el resto del estadio tiene banquetas plásticas", explica el mayordomo del hoy moderno estadio. Dentro de la boquilla hay un pequeño museo donde aún se pueden ver las líneas con las que contaban los días, donde dormían o eso intentaban, algunos de los retenidos.