Otro triunfo de Colombia; una nueva alegría

Carlos Caballero
PASADENA
8 de Junio de 2016 12:10 am

La hinchada siguió diciendo presente, acompañar a su selección amada era la misión. Es un sentimiento, una pasión, una alegría, es Colombia.

Otra vez, la afición le madrugó a la cita, desde muy temprano familiares o grupos de amigos se acercaron al Rose Bowl, escenario con capacidad  para 72 mil espectadores, en donde Colombia se mediría ante Paraguay con el fin de sellar su clasificación a la próxima ronda de la Copa Centenario que se celebra en los Estados Unidos.

Muchos de ellos, en la previa del juego, se quedaron en el parqueadero, en donde compartieron un asadito, con una que otra cervecita para celebrar  esta nueva oportunidad de ver jugar a la tricolor.

Se había corrido la bola que James Rodríguez no jugaría y eso alcanzó a preocupar a más de uno, pues el hincha colombiano ve en el 10 del Real Madrid a su principal figura.

Sin embargo, una hora antes del juego a Rodríguez lo ratificaron en la formación inicial y eso llenó de felicidad a los hinchas de la tricolor. "Juega James, juega James", gritaba un menor de unos 11 años a las afueras del Rose Bowl.

Emocionado, como muchos otros, el niño ingresó al estadio, que esta vez no se llenó pero sí contó con la presencia de los  42 mil 776 aficionados, en un 90 por ciento colombianos. El apoyo estaba ahí, tal cual como sucedió en el primer juego ante Estados Unidos.

Rodó el balón y la ola se vistió de amarillo, azul y rojo. Así se goza un juego de fútbol en nuestro país y más si se trata de la Selección.

Y un costeño, Carlos Bacca, fue el encargado de abrir el marcador. Cobro de tiro de esquina de James y golazo de cabeza del atacante del Milán de Italia. La gente lo celebró a rabiar.

Pero a los 29 el grito de gol fue más fuerte. James, el ídolo de todos, los puso a celebrar el segundo luego de una impecable definición.

El susto apareció en la hinchada colombiana a los 71 luego que Víctor Ayala marcara el descuento de Paraguay. Y ese temor se justificaba porque los guaraníes habían tomado el control del balón en todo lo que se había jugado de la segunda parte. 

Pero cuando el árbitro  brasilero Heber Lopes pitó el final del compromiso volvió la alegría  a las tribunas, esas que celebraron con entusiasmo el triunfo de su selección.

El que gana es el que goza y en esta oportunidad la victoria tuvo un sabor especial porque selló la clasificación.