Durante el Festival Internacional de Musica, Cartagena se convierte en un conservatorio de lujo en el que los concertistas invitados donan parte de su tiempo para enseñar a jóvenes músicos colombianos que tienen sed de conocimiento musical.
Las clases magistrales son uno de los valores agregados que más adeptos gana para este festival. El contacto personal con estos artistas reconocidos internacionalmente es una cita anual muy especial en la que los estudiantes afinan su aprendizaje y cultivan su motivacion de ser grandes en la música.
La entrada a las clases es libre, pero el festival abre una convocatoria en octubre para que los estudiantes y profesores de música que no viven en Cartagena y deseen participar concursen por una beca que les garantiza la venida con todos los gastos pagos, ademas de la entrada a los conciertos.
Este año son 46 los jóvenes que gozan de este privilegio que les brinda la Fundación Salvi. "Lo hacemos para premiar la excelencia de los jóvenes estudiantes de música y porque sabemos que el 90 por ciento de estos muchachos son del estrato 1 y 2. Es una oportunidad para que ellos vean la música porque es muy distinto verla que sólo sentirla", precisa Julia Salvi, presidenta fundadora del Festival.
Las clases se realizan en el claustro San Agustín de la Universidad de Cartagena.
"Durante estos días disponemos de todos los espacios de la Universidad, es una alianza que deseo resaltar porque el componente educativo es el espíritu del festival. Nuestra misión es enseñar a amar la música y esto se hace posible en esa relación personal que los jóvenes alcanzan a construir con los artistas", afirma Julia Salvi.
En los ocho años que tiene el Festival, son cerca de 500 los jóvenes que han pasado por este conservatorio temporal, entre ellos, se destaca el violonchelista Santiago Cañón, que actualmente estudia becado en Texas.
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