Cine


Un híbrido entre fórmula comercial y cine de calidad

VICTOR HUGO MORA MENDOZA

16 de febrero de 2014 11:58 AM

Robocop, un nombre que ya se ha quedado en la memoria de las personas, es el título de una película de gran éxito en 1987 y que ahora se renueva. Los remake ya han sufrido de muy mala fama debido a que se limitan a “refilmar” la película con toda la tecnología y efectos especiales que hoy existen en la industria.

Este tipo de películas son las que no proponen nada nuevo y se apela a la nostalgia de la audiencia para recaudar la mayor cantidad de capital posible. Sin embargo, el director de la película, José Padilha no dejó atrás su concepción del arte en el celuloide al tratar de surfear entre lo comercial y lo estético.

José Padilha

Se trata de un film que mantendrá entretenida a la audiencia y logrará cautivar, aunque sea a ratos, al espectador más exigente y quisquilloso con este tipo de producciones hollywoodenses.
No espere un gran despliegue filosófico-ideológico como en las mejores producciones independientes ni tampoco dosis exageradas y absurdas de acción (a excepción de una secuencia de tiroteos en un restaurante donde se extralimitan por apenas unos segundos) como le gusta a Hollywood.

La estructura de la historia se mantiene estable y fluctúa con brillantes propuestas que logran generar emociones en aquellos que ya conocen la trama de la película. Una prueba de ello es la forma en cómo el protagonista tiene el fatal accidente, una escena explosiva a la que Padilha no duda sacarle provecho con cada oportunidad de retrospectiva que se le presente en el guión. Un atentado que aunque está muy lejos de los hechos ocurridos en la película original de 1987 (la cual es mucho más sádica y sangrienta) no deja de ser impactante (a pesar de lo predecible que llega a ser cuando se escucha la alarma del carro).

La carga ideológica es la exacta para seducir a aquellos cinéfilos más profundos que pueden reflexionar sobre temas como la humanidad, el poder, el dinero, la tecnología, la ética y la moral. Lo anterior, sin mencionar las agudas reflexiones sobre elementos de la sociedad como la política, las grandes compañías de tecnología, la medicina y los medios de comunicación.

Por otro lado, la acción es la suficiente como para catapultar los eventos dramáticos y además cumplir con los altibajos de atención requeridos por el público acostumbrado al cine de Hollywood. Combates y tiroteos muy bien diseñados sin derramar una gota de sangre (a excepción de las escenas finales donde, incluso, la poca cantidad de sangre parece ridícula). Esto con el fin de obtener una calificación apta para un público más amplio.

Por otro lado, Padilha hace un manejo muy efectivo de la Ciencia Ficción al volverla creíble en un mundo más contemporáneo. Las escenas futuristas no son exageradas y están un poco más aterrizadas a la tecnología que actualmente existe. De hecho, la tecnología en la película coincide con predicciones a corto plazo de muchos expertos en la materia.

Este apartado de la película es asombroso ya que no excluye a los que no son entusiastas del futurismo y, a los que sí, les abre la puerta a un mundo con el que se sentirán identificados (particularmente, las escenas donde se muestra en primera persona la interfaz de robocop en medio de un combate o conduciendo un vehículo son un disfrute, se sentirá usted inmerso en medio de un videojuego, un destacable trabajo de diseño gráfico).

Las interacciones sociales de la película son un despliegue de diálogos sencillos, sin mucha criptología o genialidad en las frases pero sin perder uno que otro toque humorístico o sarcástico. Narraciones audiovisuales sin mucha dificultad de leer y que cumplen su objetivo al ser precisas, acertadas y coherentes con la historia y consecución de los hechos relatados. Aquí nada se desperdicia, nada de escenas con gran fotografía pero inútiles, casi que cada escena aporta algo a la narración. Esto aumenta los niveles de comprensión en una historia ya difícil de entender para algunos públicos.

Gary OldmanEn general es un montaje bastante limpio en cuanto aspectos técnicos se refiere, cumpliendo con efectos especiales muy bien construidos que dan importancia a los detalles. Cámaras al hombro bien justificadas, fotografía con planos que no son destacables y efectos de sonido muy bien diseñados (aunque a veces exageren en potencia) .

Finalmente, los personajes no se vuelven tediosos al ahondar demasiado en sus pensamientos o decisiones, sino que son presentados de manera práctica y sin tantos rodeos. Esto, apoyado por actuaciones que se acentúan en la conveniencia de cada aparición.

Un Samuel L. Jackson que aún a su edad no pierde su toque y una destacada actuación de Gary Oldman, quien es el único en darse el lujo de experimentar y proponer con un personaje ya versátil en la historia (el doctor Norton), que fascina en cada aparición y se constituye en un eslabón clave de la historia.

Un Michael Keaton, cuyo personaje rastrero de villano le permite explayarse en una escala de grises al mostrar un villano sensato y comprensible en su ámbito (los negocios de tecnología) que luego se va volviendo más oscuro y que nunca pierde intensidad.

KinemanDe Joel Kinnaman no se puede hablar mucho ya que su protagónico como el agente Alex Murphy-RoboCop y su rostro con facciones inexpresivas le ayuda bastante a interpretar acertadamente el papel. Kinnaman no necesita de mucho esfuerzo actoral para cumplir con el objetivo en la película y en sus escenas más débiles (en el ámbito familiar es un desastre) recibe ayuda del director al tejer una mecánica familiar que justifica la falta de un padre y esposo más cercano a la realidad. A lo anterior, súmele que sus movimientos corporales no tienen que ser muy fluidos, por el contrario, deber ser bien marcados, y que cuando cae el visor del casco, no hay mucho sentimiento que deba reflejar. Desde el comienzo, el actor se vio cómodo en el papel de un oficial justiciero y, en las pocas oportunidades en la que se logra ver su cara, se ve como rígido y recto (como debería ser un hombre dentro de un traje robótico). Se esperaba un poco más de su actuación en el reencuentro con su hijo (repetimos, en el papel como padre y esposo es un completo desastre justificado).

En general Kinnaman, aunque no le fluya carisma por los poros, si demuestra una gran solvencia al mostrar la faceta dual en el personaje y que se constituye en un aspecto importante de la historia.

Todo este casting es acompañado por un grupo de personajes secundarios y extras que cumplen su labor con toda efectividad y dan los matices adecuados que una película de este calibre debe tener. Se destacan las interpretaciones agudas y emotivas de Abbie Cornish (en la película, Clara Murphy) , Jackie Earle Haley (Rick Mattox), Jay Baruchel (Tom Pope) y Marianne Jean-Baptiste (Oficial en Jefe Karen Dean y gran sorpresa para un giro perfecto en la historia de la película).Robocop

En general, Robocop es una película entretenida que busca satisfacer de manera integral diferentes gustos en el público y no pierde esa firme intención de querer ser un filme independiente con valor agregado. La única queja es ese potencial de poder haber ido más allá y que desgraciadamente Jose Padilha no pudo sacarle el jugo debido a las exigencias de una productora.

Fernando Meirelles, colega compatriota de Padilha, llegó a comentar públicamente que Padilha le había expresado su malestar por el hecho de que la productora vetaba 9 de cada 10 ideas que proponía. Eso explica los altibajos de la película y la convierten en un híbrido entre lo comercial y lo artístico ya que el director no dejó de lado su visión para cumplir estrictamente lo que pedía la productora.

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