Investigador de lo estético y lo espiritual, ha recorrido gran parte de Oriente y Europa a la caza de conocimientos y experiencias que hacen de su obra un universo multisensorial.
La serie “Cosmografías” del artista Camilo Calderón Forero, que se exhibe hasta hoy en el Centro de Formación de la Cooperación Española, es un viaje múltiple a una geometría cósmica y sensorial.
El artista no solo desata sus universos interiores, sino que crea nuevos espacios sensitivos y estéticos: sus formatos circulares desafían la tela, las texturas, los metales, los cartones, las instalaciones, los péndulos.
Camilo Calderón pasa de la crudeza de los oscuros que evocan las cavernas de Altamira al esplendor de los naranjas, los rojos explosivos, los azules y los púrpuras. Sus colores nos llevan a reinos ancestrales donde aún el hombre no había vulnerado los silencios sagrados - la naturaleza virgen esplende en contraste con los reinos del tsunamis.
Eros y thánatos se confabulan para crear una cosmogonía de nacimiento, pasión y muerte.
La puesta en escena de la obra que integra el video, la instalación con fragmentos de bronces como criaturas destronadas por el tiempo, los péndulos misteriosos que el viento acaricia para oscilar entre la luz y la sombra, permiten una lectura sensorial compleja de esta obra artística. Camilo enriquece todo este conjunto con destellos poéticos de versos que musicalizan la geometría del ser y el universo.
“La obra de Camilo Calderón es profundamente Caribe, y por lo tanto, profundamente original”, sentencia Jorge Moscato. La hermandad emocional del artista con Cartagena ha fecundado nuevos procesos a su obra en la que predominan sin cesar los colores intensos y deslumbrantes de un mundo secreto, abisal, antiguo y enigmático, que recrean la historia de la naturaleza y el devenir de la humanidad. Los desastres naturales y los cataclismos humanos y sociales están presentes en esta obra de manera cifrada. Un drama silencioso y desgarrado que grita desde los volúmenes, los colores y las formas.
El arte de Camilo suscita además la reflexión del yin y el yang, las dualidades y los complementos. El ser humano es un animal desprendido y enajenado de la naturaleza. Mientras más se aleja y destroza la naturaleza de la que pertenece, más se vulnera a sí mismo. El artista es una caja de resonancia del universo para preservar el milagro inacabable de la existencia. La experiencia pictórica compromete los diez dedos de las manos, pero también el cuerpo y el espíritu. Camilo pinta con el ímpetu de quien al desgarrar el silencio de una tela o una superficie, se reencuentra con los secretos sagrados del universo.
Camilo Calderón pasa de la crudeza de los oscuros que evocan las cavernas de Altamira al esplendor de los naranjas, los rojos explosivos, los azules y los púrpuras. Sus colores nos llevan a reinos ancestrales donde aún el hombre no había vulnerado los silencios sagrados - la naturaleza virgen esplende en contraste con los reinos del tsunamis. Eros y thánatos se confabulan para crear una cosmogonía de nacimiento, pasión y muerte.
La puesta en escena de la obra que integra el video, la instalación con fragmentos de bronces como criaturas destronadas por el tiempo, los péndulos misteriosos que el viento acaricia para oscilar entre la luz y la sombra, permiten una lectura sensorial compleja de esta obra artística. Camilo enriquece todo este conjunto con destellos poéticos de versos que musicalizan la geometría del ser y el universo.
“La obra de Camilo Calderón es profundamente Caribe, y por lo tanto, profundamente original”, sentencia Jorge Moscato. La hermandad emocional del artista con Cartagena ha fecundado nuevos procesos a su obra en la que predominan sin cesar los colores intensos y deslumbrantes de un mundo secreto, abisal, antiguo y enigmático, que recrean la historia de la naturaleza y el devenir de la humanidad. Los desastres naturales y los cataclismos humanos y sociales están presentes en esta obra de manera cifrada. Un drama silencioso y desgarrado que grita desde los volúmenes, los colores y las formas.
El arte de Camilo suscita además la reflexión del yin y el yang, las dualidades y los complementos. El ser humano es un animal desprendido y enajenado de la naturaleza. Mientras más se aleja y destroza la naturaleza de la que pertenece, más se vulnera a sí mismo. El artista es una caja de resonancia del universo para preservar el milagro inacabable de la existencia. La experiencia pictórica compromete los diez dedos de las manos, pero también el cuerpo y el espíritu. Camilo pinta con el ímpetu de quien al desgarrar el silencio de una tela o una superficie, se reencuentra con los secretos sagrados del universo.
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