Andrea Griminelli (Correggio, 1959) saca de su estuche su flauta de oro y empieza a tocar en la sala de su apartamento, y la música suena leve y dulce como un susurro de pájaros.
Rossana, su esposa, dice que él tiene un imán para atraer a los grandes del mundo, con la mayor naturalidad. Hace poco en un concierto ante quince mil personas, con el músico de rock inglés Sting, se le acercó una señora impresionada que vino a felicitarlo, y le dijo que deseaba presentarle a su marido. ¿Quién es?- le preguntó Griminelli. La señora le dijo: “Robert de Niro”.
Mientras Rossana habla, él elige la mesa de la sala para iniciar esta conversación. Es muy difícil que él se ufane contándome que Sting fue su padrino de bodas, y sea hoy uno de sus grandes amigos. Tampoco sabría que el tenor Andrea Bocelli sea el padrino de su hija Sofía.
Con el tenor lírico Luciano Pavarotti, Griminelli hizo más de ciento cincuenta conciertos por el mundo, y fue la flauta que sonó en los funerales de ese gigante mítico de la ópera. “Pavarotti fue mi padre musical”, dice,
Le pregunto por Andrea Bocelli y lo define “no solo como una bella voz, sino como un gran poeta y filósofo. Un hombre sencillo y noble”. De Sting expresa que “es un genio musical, gran ser humano, más reservado, pero con un corazón grande y generoso. Tiene unos principios altruistas enormes, y le preocupa la suerte del mundo”.
“El hombre más poderoso del mundo tiene miedo”, precisa Griminelli.
“Dios es el único que no tiene miedo. La guerra nace de los miedos del hombre”. Está apasionado por la cultura oriental. Viaja muchas veces a Japón y ha estudiado el budismo y la filosofía Zen. En uno de sus viajes conoció de cerca al Dalai Lama.
El alma de la flauta
Cartagena tendrá el privilegio de escuchar a este virtuoso de la flauta dulce: el maestro Griminelli, el 22 de diciembre en el Hotel Santa Clara. En ese concierto tocará junto a los niños de la Orquesta Sinfónica Infantil y Juvenil del Distrito de Cartagena, que dirige José Gregorio Quintero. El Maestro Griminelli llegó al barrio El Bosque a encontrarse con ellos para una práctica del concierto, y celebró “el empeño fantástico de la Fundación Tocando Puertas, para fomentar el amor y la pasión por la música en niños de Cartagena de Indias”.
La semilla musical
“Acepté tocar con ellos por muchas razones, y una de ellas es porque ya estoy habituado a laborar con niños, desde que presidí un conservatorio durante seis años en Italia”. El concierto de prueba se demoró porque uno de los niños llegó tarde, y al ver al maestro dijo con la candidez que tienen los niños: “No había podido salir de casa porque tuve que darle de comer a mi abuelita”.
El Maestro Griminelli que deslumbra audiencias en los cuatro puntos cardinales del planeta, conoce a fondo estas realidades humanas que rodean a la música, y me confiesa que la otra razón por la que toca con los niños, es porque él alguna vez fue niño en una casa donde nadie era músico, y su maestra María Motti descubrió su pasión musical, y puso en sus manos una flauta dulce. La maestra tocaba el violín y llevó el niño al conservatorio y le regaló unos acetatos de música clásica. Tenía diez años. Desde ese instante tuvo durante tres años una flauta prestada del conservatorio, y hasta la fecha la flauta es como su sombra. Con ella ha enseñado en el Sistema de Orquestas Infantiles y Juveniles de Venezuela, fundado por José Antonio Abreu.
"Lo de Cartagena puede ser una semilla similar al milagro musical de Venezuela".
Ahora en Cartagena
El Maestro Griminelli encontró la mayor razón para quedarse en Colombia, en los intervalos breves de su agenda musical por el mundo. Su esposa es Rossana Redondo Solano, la exreina de la Guajira 1997, con quien tiene dos niñas, y la ciudad que eligió para su felicidad es Cartagena de Indias, en donde vive desde hace cuatro años, casi de manera invisible.
Ella dice que su esposo es un ser noble, sensible, generoso, hiperactivo, perfeccionista. Una vez aprovechando una breve pausa entre conciertos tomó el avión desde Tokio hasta Cartagena de Indias, tan solo para estar con sus dos hijas y su esposa.
El mar pasa detrás de la ventana de su apartamento, como un espejo vibrante y recién lavado por la lluvia. La flauta desborda sus aguas prodigiosas.
El maestro Andrea Griminelli, celebridad mundial, se presentará en Cartagena el 22 de diciembre.
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