El más grande homenaje nacional al escritor Gabriel García Márquez (1927-2014), que murió un Jueves Santo como su personaje Úrsula, se realiza en el Caribe colombiano con la edición de catorce libros sobre el genio de Macondo, escrito por autores de la región Caribe.
Se trata de la colección Gabo, el genio universal del Caribe, que lideran los editores Marco Antonio García y Marly Solano, artífices de Collage Editores que en este 2015 presentan en la Feria Internacional del Libro de Bogotá, el próximo 24 de abril seis de catorce libros que abarcan las facetas múltiples del escritor.
Se destacan Vida cotidiana en tiempos de García Márquez, de Julio Olaciregui: La imagen que proyectaba el Nobel entre los estudiantes y los escritores latinoamericanos en Europa, están aquí relatadas, sus influencias en el medio intelectual, el cine, la música, los riesgos de la literatura, en los que su criterio estético fue decisivo.
Gabito nuestro de cada día, una antología seleccionada por el escritor y crítico Álvaro Suescún. Este libro es una compilación de textos de 33 escritores vinculados con la vida emocional y cultural de Macondo, ámbito geográfico identificado con el claustro íntimo de Gabriel García Márquez.
Cómo aprendió a escribir García Márquez, reedición del libro que el investigador y poeta fallecido Jorge García Usta publicó hace veinte años. El ambiente cultural de Cartagena, fue propicio para la incursión y el aprendizaje del periodismo de Gabriel García Márquez, dándole las condiciones necesarias para que retomara algunos de estos elementos en su propia literatura.
En la madriguera del genio, de Joaquín Mattos Omar, reúne 18 textos que se aproximan a la obra, la vida y la personalidad de Gabriel García Márquez desde distintos formatos, fundamentalmente la crónica y el ensayo.
Así leí a García Márquez, de Jacques Gilard, este libro es un homenaje a García Márquez, por su reconocida obra literaria, y a Jacques Gilard, por su dedicación a indagar Caribe, en sus autores y en su gente.
García Márquez El prestidigitador más grande del mundo, una larga crónica en cuarenta capítulos que abarcan los 87 años de vida del escritor.
Facetas poco conocidas
Hay muchas sorpresas y secretos por conocer de la vida y la obra del escritor. Unas de ellas tiene que ver con la gestación de algunas de sus obras, su relación profunda y compleja con Cartagena y Barranquilla, el influjo de dos sabios en su vida: Clemente Manuel Zabala y Ramón Vinyes, “El Sabio Catalán”, pero sobre todo, la influencia poderosísima de los mitos y leyendas de Sucre y las historias de la violencia bipartidista que llevó a la familia a salir del pueblo y establecerse en Cartagena en 1951, luego del asesinato de Cayetano Gentile Chimento (1927-1951), el amigo y vecino de los García Márquez que se convertiría en el personaje Santiago Nasar, asesinado por los hermanos Chica. El descubrimiento de la tierra de los ancestros paternos de Gabo constituyó una revelación en la vida del periodista y escritor, tal como lo ha estudiado con rigor el investigador Isidro Álvarez, quien participa en esta colección. Tal vez una de las facetas poco estudiadas y conocidas del escritor es su tarea como mediador de paz y periodista militante entre 1974 y 1980.
Tres secretos
La primera gran historia de dos generales veteranos de la Guerra de los Mil Días que descubrió García Márquez, más allá de la historia de su abuelo Nicolás Márquez Mejía, la conoció poco después de llegar a Cartagena y trabajar en el diario El Universal, en 1948. El escritor Manuel Zapata Olivella, quien trajo a trabajar a este diario a García Márquez, al presentarlo a Clemente Manuel Zabala, le entregó un folleto escrito por su padre Antonio María Zapata sobre la vida del Coronel Buendía.
La más completa investigación sobre el origen de la palabra Macondo, la escribió en 1964 su profesor de la Universidad de Cartagena Mario Alario Di Filippo en su Lexicón de Costeñismos, ha revelado Gustavo Tatis.
García Márquez era consciente del flagelo de la enfermedad del olvido y de la demencia senil en su familia por vía materna, desde su abuela Tranquilina Iguarán que murió ciega y demente, su madre Luisa Santiaga que perdió la memoria, como algunos de sus hermanos como Gustavo y Luis Enrique. Sabía que le quedaban pocos años de memoria. Pero no perdió jamás las ansias de vivir y de escribir. En 2005 habían desaparecido para siempre sus miedos de infancia. "Se sentía como un niño atrapado en el perfume de un jazminero sacudido en la noche de Aracataca", ha dicho el periodista Tatis.
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