Cartagena es la ciudad de los naufragios. Cuando menos se espera, sale a flote un recuerdo o un fragmento de eternidad en la soledad derribada de una casa vieja.
Hace nueve años, en el interior de una casona colonial, cerca a la Plaza de la Proclamación, una familia encontró unos retratos pintados al óleo y al pastel. Luego de examinarlos, resultaron ser de Luis Felipe Jaspe (1846 – 1918).
Uno de esos retratos es el del Monseñor Eugenio Biffi, realizado al pastel sobre cartón industrial por Jaspe, en un formato de 63 por 50 centímetros, y salvado del olvido por Norma Uparela Brid, quien lo rescató de la casa donde estuvo siempre acompañado por el retrato de Monseñor Pedro Adán Brioschi, que desapareció en el proceso de restauración de la casona ubicada frente a la Plaza de la Proclamación.
“A principios del Siglo XX, por encargo de nuestra familia, la obra aquí descrita con otros retratos de nuestros antepasados, fueron elaborados para la Casa de la Familia León Sotomayor, en el Centro, diagonal a la Catedral, y al Palacio de la Gobernación en la ciudad”, precisa Raymundo De Pombo.
Desde octubre de 2007 hasta la fecha, el retrato de Biffi, fue adquirido por la galerista Norma Uparela, quien lo compró a plazos a los herederos de la casona.
La obra que se mantiene intacta en el tiempo, con la vejez natural de su marco, no ha tenido ninguna intervención desde que la hizo Jaspe, asevera De Pombo. El retrato capta los ojos intensos y azules del monseñor, su barba blanca y la serena y dulcificada expresión de su semblante.
El retratista olvidado
Luis Felipe Jaspe (Cartagena 1846-1918), fue un artista integral, pintor, dibujante, ingeniero calculista, a él le debemos el diseñó del mercado público en 1904 (destruido en 1978), el Teatro Heredia en 1911 (hoy Teatro Adolfo Mejía), la ermita de El Cabrero (1888), el Parque de Bolívar, la Torre del Reloj y el trazado del barrio Manga. Es el autor de dos obras representativas de la época: Fusilamiento de los nueve mártires y Vista panorámica de Cartagena (1910), ésta última, un óleo sobre lienzo de 300 por 120 centímetros, que integra la Colección del Museo Nacional, contó con la colaboración de su hermano Jeneroso. El óleo de Cartagena es una panorámica de la ciudad amurallada con sus barrios nacientes al pie de su bahía y el horizonte profundo de un mar sereno con un cielo azul despejado y con nubes blancas. Luis Felipe y Jeneroso sentaron con sus obras, las bases de la rica tradición acuarelística en Cartagena. Luis Felipe Jaspe hizo el retrato de Rafael Núñez, Monseñor Eugenio Biffi, Monseñor Pedro Adán Brioschi, entre otros. Además de artista y arquitecto, fue secretario de Gobierno, Rector de la Universidad de Bolívar, Director de Obras Públicas. Cuando murió el 13 de mayo de 1918, el gobierno departamental decretó tres días de duelo.
Su nieto Henrique Lecompte Jaspe lo evocaba en su estudio de pintor y arquitecto, con tres armarios llenos de libros, de planos y diseños, un caballete, dos sillas, un sillón, una mesa de dibujo y una mesa-escritorio. La nariz larga, calvo, los ojos vivaces detrás de los lentes, un reloj de leontina de oro. Un cartagenero sencillo y entrañable, de imaginación audaz y sensibilidad prodigiosa, según lo ha descrito su biógrafo Álvaro Lecompte Luna.
Tocar el misterio de estos retratos me devuelve al pasado, y a la luz palpitante del retratista.
Señal
Luis Felipe Jaspe se basaba en las fotografías para hacer sus retratos pictóricos, pero también le pedía a sus personajes que posaran frente a él para delinear sus rasgos. Se conserva el mural del Teatro Adolfo Mejía en la que aparece la Bahía de Cartagena.
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