Detrás del silencio está la tempestad.Ficci ha logrado que el cine de Occidente se encuentre con el Oriente, y los dos puedan conversar en un mismo festival al pie del Caribe, en Cartagena de Indias. Una de las revelaciones de esta versión 55 del Festival Internacional de Cine de Cartagena, es la oportunidad de conocer por primera vez la obra fílmica de uno de los grandes cineastas de nuestro tiempo. Es Kim Ki-Duk (Corea del Sur, 1960), ganador del León de Plata al Mejor Director en el Festival de Venecia y Espiga de Oro en Valladolid, en 2004, de cuya filmografía se exhiben en esta festival de Cartagena, seis de sus películas: “La isla” (2000), “Las estaciones de la vida” (2003), “Hierro 3” (2004), “La samaritana” |2004), “El arco” (2005) y “Piedad” (2012).
Estas películas nos ofrecen una perspectiva distinta al cine que estamos acostumbrados a ver: un cine que puede llegar al límite del silencio para descubrir los misterios de la existencia, un silencio que no siempre deviene de una mirada budista, pero que puede interpretarse como una manera de vivir, pensar e incluso como una manera de hacer cine.
Lo que revela el silencio
“Mis guiones originales incluyen siempre diálogos al principio. Luego, durante el proceso del rodaje, los voy omitiendo y sustituyendo por gestos o expresiones. Así, el público al verla empieza a crear los diálogos por sí mismo”, le confesó a la crítica Josefina Sartora.
Esos silencios que desatan preguntas y reconstruyen o completan lo que el gesto ha insinuado es una de las virtudes de su cine. El artista atrapa la naturaleza y los mundos rurales para expresar los universos humanos. Kim Ki-Duk logra avasallarnos con los dramas, crueldades y virtudes humanas en el planeta: el odio, la impiedad, el rencor, el perdón, la compasión, el amor y la muerte, la inocencia y la maldad.. El silencio y la tormenta interior. Esa dualidad está en su manera de percibir el mundo contemporáneo. El mal está íntimamente ligado al bien. Son anverso y reverso de una misma moneda. El ser humano tiende al mal en una línea muy delgada que a veces no comprende.
“Mis films están llenos de contradicciones, como nuestra vida constituye una continua contradicción, como las dos caras de una moneda, como el negro y el blanco, el bien y el mal. Yo intento mostrar los dos extremos, que además creo que siempre están unidos de alguna forma”, confesó en ese diálogo en San Sebastián a Sartora.
Cuando le pregunté a Diana Bustamante Escobar,la directora artística de Ficci, qué sorpresas tendríamos en 2015 se le iluminaron los ojos para decirme que una de las grandes maravillas de este festival era ver las peliculas de Kim Ki-Duk.
“La obra de Kim Ki-Duk es prolífica y reciente, pero se ha hecho un lugar imprescindible en las audiencias occidentales por la fuerza y convicción de su puesta en escena, la singularidad moral de sus personajes y la manera como actualiza preguntas sobre la existencia humana que obras como las de Martin Scorsese, Abel Ferrara, Paul Schrader o Carl Theodor Dreyer ya se habían formulado antes”, precisa el crítico Pedro Adrián Zuluaga. El cine de Occidente y Oriente resuelve las mismas preguntas existencias en el cine, pero bajo el influjo de culturas no siempre compatibles y visiones eclépticas.
Entre sueño y realidad
En la película “Hierro 3”, premiada en 2004 y 2005 como la Mejor Película del año, Kim Ki-Duk nos revela una perplejidad que late en cada ser humano , en algunos más que otros, y de manera rotunda y sobrecogedora: “Es difícil saber si el mundo en que vivimos es sueño o realidad”. Shakespeare lo había intuido de otra manera al sentir que el drama de la humanidad que se vuelve poema o fábula, está concebido con la misma madeja o materia de los sueños. El cineasta nos lleva de la mano de sus percepciones sublimes y sutiles: el perdón de una madre que aparecer de repente en la vida de un malvado cobrador de préstamos y reclama ser liberada de sus culpas pasadas. El perdón tal como lo concebimos los colombianos en el umbral de un proceso de paz es un desatino porque no son las víctimas las que están perdonando sino los victimarios los que están reclamando con soberbia que se les perdone. Sin arrepentimiento eso es imposible. Y sin aceptación de los males cometidos, es imposible. Kim nos alecciona sobre esto en su película Perdón que se exhibe en Ficci en Cartagena.
as estaciones de la vida parece un cuento de Yukio Mishima pero es una película de Kin Ki-Duk. Dos monjes taoístas ven pasar su vida en el silencio de un monasterio pero el menor conoce a una mujer que desordena su corazón y su espíritu. El monje moldeado por la inocencia conoce la pérdida de la inocencia. El otro monje se ha desprendido de todo lo que ama para aprender a amar de verdad, pero el más joven ha empezado a amar de otra manera y batalla con la posesión de este amor.
El amor en los filmes de este coreano puede ser la apertura al sufrimiento, la plenitud espiritual o al delirio sadomasoquista. En La isla la dueña de una cabaña se siente atraída por un forastero que llega con una historia sórdida: acaba de matar a su ex mujer y ha elegido ese lugar para suicidarse. Esta es la estética del artista coreano que presenta sus películas en Cartagena. El lunes 16 de marzo a las 11 de la mañana en el Salón del Rey del Centro de Formación de la Cooperación Española, dictará un Master Class dentro del Salón Ficci. El festival de Cartagena ha crecido en calidad, organización y apertura hacia el mundo y no ha descuidado para nada el sueño que tuvo su gestor Víctor Nieto Núñez: que el festival fuera como lo es, una plataforma de gestación y proyección de nuevas películas. A Kin Ku-Duk que se deje embrujar por la magia de Cartagena, y que alguna visión de esta ciudad se anide en su alma para la génesis de un sueño cinematográfico. Que así sea.
Para ver estos filmes
Este domingo se exbirán cuatro de sus filmes en Ficci. A la 1:55 de la tarde en Caribe Plaza 3, se presentará La Samaritana.
A las 3 de la tarde en Caribe Plaza 5, Las estaciones de la vida.
A las 6 de la tarde, Hierro 3 enel Teatro Adolfo Mejía.
A las 6:30, El arco en Cariobe Plaza 3.
Las estaciones de la vida, filme del coreano Kim Ki-Duk que se exhibe en Ficci 55. Es una de las revelaciones de este festival en 2015.
Kim Ki-Duk nació en Boghwa, Corea del Sur el 20 de diciembre de 1960. Es uno de los emblemáticos artistas de la vanguardia cinematográfica de su país. De familia de clase obrera y sin formación técnica como cineasta, comenzó su carrera a los 33 años como guionista y director.
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