No se puede escribir para niños si no se escucha el corazón de los niños. Eso es lo que ha hecho Luis Darío Bernal Pinilla (Bogotá, 1950), al escribir historias como “Catalino Bocachica” (1979), premiada internacionalmente por la Unesco.
Su intuición y su vivacidad insaciable por narrar el mundo lo ha llevado a recorrer América Latina tras las historias de nuestros niños. Treinta y cinco años después de la aparición de ese libro que se convirtió en su hijo mayor, el escritor compartirá esta noche con sus lectores en el Patio de las Flores en el Hotel Bellavista, los secretos y emociones que han nutrido sus narraciones, poemas, adivinanzas y trabalenguas, y su inmenso y laborioso trabajo como estimulador de la lectura en el continente.
Tantas veces ha contado la historia de mi hijo Alejandro que al descubrir por primera vez las estrellas de mar aún vivas que un tipo vendía en la playa de Bocachica, pegó un grito inesperado que aún resuena en mi alma: “Mierda, se cayeron”.
El vendedor de estrellas de mar quedó azul. Esa como tantas historias compartidas, han sido la esencia de los libros de literatura mal llamados para niños o jóvenes. Solo hay una sola literatura para todos los seres humanos, aunque sus protagonistas sean niños o ancianos. En esa travesía por el mundo, Luis Darío ha descubierto que los niños del siglo XXI son tan distintos y tan distantes a los niños de la época de Rafael Pombo. Los niños de la era de Internet tienen otras soledades planetarias o intergalácticas. Y una historia que no los convenza de entrada, tampoco los convencerá al final.
Esa es la gracia y el desafío de un escritor como Luis Darío Bernal Pinilla, cuyo Catalino Bocachica es un libro que ha sido leído por dos generaciones de niños que se volvieron adultos. La niñez se adultera hoy con más velocidad y facilidad y entra en la adultez después de los siete años, con la pérdida irremediable del sentido de la perplejidad. Esa perplejidad es la que estimula un ser como Luis Darío Bernal Pinilla. La historia de Catalino Bocachica será llevada al cine gracias a la realizadora María José Sánchez.
Los rastros del soñador
Además de Catalino Bocachica (1990), es autor de Fortunato (1994), Kataplum Plam Pluff (2002), entre otros libros de cuentos y novelas. Ha sido Asesor Internacional de la Cátedra de Literatura infantil “José Martí” con sede en Caracas, Venezuela. Consultor de la Unesco - Cerlalc (Centro Regional para el fomento del Libro en América latina y el Caribe) para la promoción de la lectura y la divulgación de literatura infantil y juvenil en América Latina.
Co-autor del libro “Promoción de la lectura en la Biblioteca y en el Aula publicado por Unesco - Cerlalc y Ministerio e Educación Nacional de Colombia. Redactor de la publicación “Mitos y Leyendas para jóvenes” que reunió poemas y cuentos precolombinos premiados en el concurso patrocinado por el Instituto Distrital de Cultura y Turismo de Bogotá.
Sus narraciones se nutren del mito y la vivencia de América.
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