“Los museos no son como el colegio, nadie te va a hacer un examen a la salida. Así que atrévete a vivir una experiencia diferente”. “Ver obras de arte no es como ver televisión, es un lenguaje distinto; por eso a veces te va a parecer raro. Si no estás acostumbrado a este lenguaje, relájate y déjate impresionar por lo novedoso”.
Con frases como estas, la primera Bienal Internacional de Arte Contemporáneo Cartagena de Indias quiso despertar el interés de los jóvenes por los diferentes géneros de las artes plásticas. En folletos, revistas y otros tipos de publicidad, la Bienal se hizo sentir y logró su objetivo. Cerca de 110 mil visitas llevaba contabilizada, el 1 de abril, Natalia Bonilla Maldonado, la directora de esta apuesta cultural que nutre el ciclo de actividades artísticas realizadas en Cartagena en el primer trimestre del año.
A cinco días para bajar el telón, los organizadores de la Bienal pueden afirmar que cumplieron sus metas: convirtieron a Cartagena en un epicentro cultural que reunió a más de 137 artistas, muchos de ellos provenientes de países y culturas con las que todavía los locales tienen poca relación, por ejemplo Egipto, Paquistán y Grecia. Captaron la atención de profesores y estudiantes de distintas universidades del país que vinieron por sus propios medios a conocer la multiplicidad de propuestas y expresiones artísticas expuestas en más de quince escenarios abiertos gratuitamente al público. Y abrieron una puerta gigante para que los estudiantes de Bellas Artes en Cartagena pudieran crear lazos de amistad y colaboración con artistas consagrados y reconocidos, con quienes tuvieron la oportunidad de trabajar en investigaciones y creación de instalaciones, plataformas, videos y otras formas de arte.
La Primera Bienal Internacional de Arte Contemporáneo Cartagena de Indias se inauguró el 7 de febrero de este 2014, pero la organización comenzó un año antes en Bogotá, con la creación de una fundación, que lleva el mismo nombre, que permitiera tocar las puertas de la empresa privada y de entes gubernamentales para conseguir los recursos necesarios.
Natalia Bonilla no niega que fue difícil convencer a algunos patrocinadores de apoyar esta iniciativa, pero confía que con los resultados conseguidos en esta primera edición, las empresas empiecen a sumarse notoriamente.
La Bienal volverá con sus exposiciones dentro de dos años, pero durante esa transición, la Fundación planea hacer presencia con talleres de formación sobre arte y con becas educativas universitarias para estudiantes universitarios.
En entrevista con El Universal, Natalia Bonilla Maldonado, cuenta sus impresiones sobre esta primera experiencia.
¿Cómo nació la idea de hacer esta Bienal de Arte en Cartagena?
Los miembros fundadores son personas que siempre han apoyado los eventos culturales que se hacen en Cartagena como el Festival de Cine y el Festival de Música. Estas personas son quienes deciden que el arte contemporáneo es lo que hace falta para completar el ciclo de bellas artes que se realiza en el primer trimestre del año en Cartagena. También influyó que algunos de los fundadores tienen familiares que participaron en la organización de la bienal de Coltejer en los 70, en Medellín.
¿Cómo llega usted a la dirección de la Bienal?
Yo trabajaba en el Museo Nacional de Colombia y un día me llamaron para una entrevista y era para este cargo, llevo mucho tiempo trabajando con exposiciones internacionales y tengo una maestría en proyectos culturales.
¿Con cuánto presupuesto se hizo la Bienal?
Estas son cifras que todavía no queremos dar a conocer hasta que no las tengamos concretadas, aun falta hacer el desmonte de las exposiciones y enviar las obras a los artistas, lo que puede tardar unos 20 días.
¿Cómo gestionaron los escenarios?
Tuvimos quince escenarios cerrados y siete espacios públicos, más los sectores de la ciudad donde en los que hemos hecho programación cultural. Contamos con espacios que ya están dedicados a la cultura como el Museo Histórico, el Museo de Arte de Cartagena, el Museo de Arte de la Presentación y contamos también con casas en construcción y casas ya restauradas. Todo ha sido gratuito, la gente ha sido muy generosa al respecto.
¿Según su concepto cuáles fueron los artistas más destacados presentes en la Bienal?
Son 137 artistas, a Cartagena vinieron más de 100. Hasta el 7 de abril, el público podrá apreciar y disfrutar de obras destacadas como la de Emeka Ogboh que hizo una instalación de sonido bellísima en el pozo del patio del Palacio de la Inquisición. Es una obra que cuando la persona se acerca al pozo puede oír sonidos que salen de la excavación, experimentando remembranzas que van a depender de su propia experiencia. O la de Anna Boghiguian que trabajó con niños de la comunidad de Getsemaní para hacer una instalación con pájaros en la Iglesia de la Trinidad.
¿Qué beneficios le deja la Bienal a Cartagena?
Lo más importante es que Cartagena se está consolidando como una ventana cultural en el mundo. Es significativo que la gente de muchas partes planeen sus vacaciones según el calendario cultural que ofrece Cartagena en el primer trimestre del año. La ganancia está en el intercambio cultural, creo que en la medida en que los visitantes conocen nuestro país, se dan cuenta cómo trabajamos aquí, sienten cómo Cartagena los invita a la tranquilidad y se van contentos con el trato estamos contribuyendo a hacer de Cartagena un epicentro predilecto para quienes disfrutan de la cultura lo que trae muchas oportunidades para los estudiantes y residentes locales, en general. También creamos trabajo, tuvimos alrededor de 350 personas laborando directamente con nosotros, no sólo en producción sino cuidando las salas, haciendo visitas guíadas, trabajando con los artistas. Todo fue un aprendizaje enorme.
¿Va a quedar una oficina de la Bienal en Cartagena?
Por ahora lo manejaremos desde Bogotá, pero sí seguramente va a haber oficina en Cartagena porque lo más importante es la parte educativa en la que queremos seguir trabajando brindando becas y talleres, también queremos ayudar a la remodelación de algunos museos.
¿Qué opina de la expresión: “ahora cualquier cosa es arte”, la cual se ha vuelto muy popular?
Esa es una cita que ha sido muy estudiada en el arte durante mucho tiempo. Hay personas que cuando ven una instalación expresan que eso lo puede hacer hasta un niño de seis años, pero lo que tiene que ver la gente es la investigación que hay detrás de esa instalación. Cada artista tiene una manera muy diferente de expresar y demostrar sus obras, su arte, y en la medida como estas instalaciones se pongan en un espacio diferente van a contar una historia distinta y el mismo espectador lo va a recibir de una manera única dependiendo su propia experiencia. El arte es muy cambiante se deja influir de lo que pasa a su alrededor.
¿Cuáles son las bondades del arte hacia el ser humano?
Brinda la posibilidad de ver que hay más mundos que el de uno. Para mí es un despertar hacia otras ventanas que pueden generar en uno muchas cosas o puede que no pase absolutamente nada.
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