*Francisco Celis Albán
Para El Universal
En el prólogo de cincuenta paginas de Jacques Gilard un profesor francés que se ha interesado por la obra de García Márquez al punto de publicar un volumen de 900 páginas sobre el trajinar periodístico del escritor, en los “Textos costeños vol 1” ubica la fecha del 18 al 19 de mayo de 1948 cuarenta días después del “Bogotazo” como el momento del primer contacto del novelista con el periodismo.
Unos meses antes El Espectador publicó tres cuentos suyos, pero el cierre de la Universidad Nacional por los acontecimientos del 9 de abril obligó a este a regresar a la Costa escogiendo a Cartagena y luego de un encuentro casual con Manuel Zapata Olivella quien lo trajo a este diario, a EL UNIVERSAL, para intentar por primera vez la dura cotidianidad del trabajo periodístico en un medio fundado apenas hacia tres meses.
En efecto, dice Gilard, el día 20 de mayo en la sección “Comentarios” de la página editorial (la pagina 4ª de EL UNIVERSAL, donde saldrían todas las notas firmadas por García Márquez y quien sabe cuantas notas anónimas redactadas por él, apareció un texto atribuible al jefe de redacción, Clemente Manuel Zabala que daba la bienvenida al joven escritor e inminente periodista.
Al día siguiente, es decir el 21 de mayo de 1948, apareció en EL UNIVERSAL de Cartagena el texto inaugural de la larga nutrida y brillante trayectoria periodística de Gabriel García Márquez, primera entrega de su poco duradera columna “Punto y Aparte”.
Colaboró García Márquez en EL UNIVERSAL el resto del año 1948 y el año 1949, al menos hasta su viaje a Barranquilla en diciembre de ese año.
Su producción firmada en EL UNIVERSAL resulta más bien escasa, en total en mas de año y medio son solamente 38 notas identificadas por las iniciales GGM o por su firma completa. Lo más abundante de su colaboración en el diario cartagenero se sitúa en una anónima labor de redacción difícil o imposible de reconocer y atribuir en la medida que el estilo de García Márquez no se había definido aún, cuanto más que, según recuerda, su jefe de redacción tachaba despiadadamente y reescribía fragmentos enteros de las notas que habían de salir anónimas cada vez que le parecía insuficiente la calidad estilística.
Rojas Herazo
Sobre lo que fueron las actividades de García Márquez en El Universal nos suministra valiosos datos, ademas de las 38 notas identificadas, una nota anónima (atribuible más que al jefe de redacción al periodista poeta pintor y futuro novelista Héctor Rojas Herazo) aparecida en la sección “Comentarios” de la pagina 4ª el día 30 de marzo de 1949. Por problemas de salud, García Márquez tiene que retirarse momentáneamente del periódico y viajar a Sucre donde reside su familia.
Esa nota, titulada “Gabriel García Márquez”, se refiere a su actividad periodística en los siguientes términos:
“La ausencia temporal de García Márquez de las tareas diarias deja un hueco fraterno en esta casa. Todos los días su prosa transparente, exacta, nerviosa, se asomaba al cotidiano discurrir de los sucesos. Sabía del heterogéneo montón de noticias seleccionar con innata pulcritud de periodistas de gran estirpe las que por sus proyecciones y posibilidades pudiesen brindar un mejor alimento a los lectores matutinos. Su estilo se impulso rápidamente en nuestro medio. Tiene para ello a mas de un cultivado buen gusto recursos verdaderamente maestros obtenidos en sus disciplinas de cuentista y novelista”.
El maestro Zabala
Es evidente que la convivencia profesional con Héctor Rojas Herazo tenía que constituir un aspecto importante de este período vivido en Cartagena. La influencia mayor muy fugazmente evocada tiempo después en la columna La Jirafa debió ejercerla Clemente Zabala entonces jefe de redacción de EL UNIVERSAL. Zabala, oriundo de la Costa Caribe había pertenecido en los años 20 al grupo de “Los Nuevos” antes de orientarse hacia actividades culturales y periodísticas que ejerció en Barranquilla y Bogotá y finalmente en Cartagena. Es una personalidad bastante misteriosa sobre la que nos faltan datos reales de quienes lo conocieron y todos subrayan el aspecto enigmático de su personalidad pero que parece haber dejado muy pocas huellas escritas identificables de su quehacer intelectual. García Márquez llega hasta afirmar que Zabala debió haber sido más importante para él que el mismo sabio Catalán Ramón Vinyes, a quien conoció muy brevemente en Barranquilla. Lo cierto es que al menos en el aspecto periodístico el magisterio de Zabala debe haber tenido un impacto más que notable.
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