Cultural


Suena Soweto y danza Cartagena

GUSTAVO TATIS GUERRA

13 de julio de 2017 12:00 AM

Suena Buskaid Soweto Strings Ensemble y danza el Colegio del Cuerpo.

Lo de esta noche es imperdible: es el abrazo de Sudáfrica con Cartagena, a través de un espectáculo de música y danza contemporánea. El acontecimiento será a las 7 de esta noche en el Centro de Convenciones.

La agrupación sudafricana dirigida por la violinista inglesa Rosemary Nalden, tendrá en Cartagena, a 25 músicos, todos nacidos en Soweto, la tierra de Nelson Mandela. Este grupo  celebra conjuntamente con el Colegio del Cuerpo, veinte años de labores artísticas. 

Detrás de la sonrisa tierna y los ojos verdes y transparentes de Rosemary Nalden, hay un corazón férreo, una vitalidad prodigiosa y una euforia creativa para desafiar todo vestigio de pobreza. Lo que ella busca con la música, es la exigencia artística y sin concesiones en jóvenes con orígenes difíciles y complejos, ella persigue un nivel  alto y sofisticado en una nación que padeció el apartheid.

“Sudáfrica, el país del apartheid descarado (y por fin destronado) y Cartagena de Indias, la ciudad del apartheid silencioso y soterrado”, dice Álvaro Restrepo. Más allá de la reconciliación de su país, aún hay conflictos y encrucijadas por resolver, un proceso parecido pero distinto al que vive Colombia con el desarme de uno de sus grupos, pero nada será fácil en ningún lugar del planeta: la educación y el cultivo del arte serán siempre una de las alternativas para encarar los nuevos conflictos.

También como en Soweto, los muchachos del Colegio del Cuerpo en Cartagena, provienen de comunidades vulneradas por diversas violencias, discriminaciones y conflictos. Más de ocho mil bailarines han pasado por el Colegio del Cuerpo en estos veinte años, y persisten los que creyeron en su vocación de danzar más allá de la pobreza, tallando en la piedra del tiempo su propio sueño.

Rosemary  y Álvaro Restrepo se sientan  a compartir estas historias comunes, y ella me cuenta que desde que empezó hace veinte años tuvo claro que su horizonte era abrazar la música ancestral, sinfónica y contemporánea. Conmueve ver y escuchar a estos jóvenes con sus violines y contrabajos que desafían con su excelencia, las amenazas del tiempo.

Detrás de cada uno de ellos como en los muchachos cartageneros, hay historias dramáticas y encantadoras del esfuerzo individual y colectivo y su búsqueda ejemplar para perfeccionar su talento. 

Basta mirarlos a los ojos para saber que la música los ha elegido como el imán a la limadura. Veo danzar a los muchachos y muchachas del Colegio del Cuerpo: manos que semejan pájaros en vuelo, cuerpos que se desplazan a  orillas y horizontes impredecibles, que echan a volar sensaciones y silencios que estallan en el infinito.

Álvaro descubrió este maravilloso grupo de Soweto hace seis años, y los invitó a Cartagena en 2011. Algunos que eran niños ya son unos jóvenes. Al igual que en el Colegio del Cuerpo.

Hay quienes se forjaron en estos veinte años de historia. Como Mayerlis Romero, Erik Pérez, Johan Gutiérrez, Alexis Marimón, Alex Patrón, entre otros. Algunos de los jóvenes bailarines surgidos en barriadas pobres y marginales de Cartagena, como el barrio Nelson Mandela, El Pozón y Olaya Herrera.

De Mandela a Mandela
Cuando Rosemary Nalden se asomó a las calles de Nelson Mandela en Cartagena, en 2011, dijo: “todo esto me parece a Soweto, la comunidad donde nació Nelson Mandela”,  a quien ella y su grupo  le tocaron cuatro veces.

Una vez para celebrar los noventa años de Mandela. Contó que cuando ella fue a Soweto en 1992 aquello era una invasión y diez años después fuimos y ya todo había cambiado. No sabemos adónde fueron los que vivían allí. A mí me da escalofrío en la columna vertebral saber que hemos llegado desde el África, la tierra de Nelson Mandela hasta el barrio Nelson Mandela de Cartagena. Me conmueve saber que esto ha sido construido con mucho esfuerzo y sentimiento, pero que no todo puede ser construido con dinero”.

Ella tiene el cabello blanco,  está levemente encorvada por tantos años de sueños musicales compartidos desde mucho antes de 1997 con niños y jóvenes africanos.  Han vuelto a Cartagena en este julio de lloviznas y soles ardientes, en una gira por Colombia, gracias al departamento de Arte y Cultura de Sudáfrica y a la bella obstinación de Álvaro y Marie France Delieuvin, directivos del Colegio del Cuerpo.

“Percibo un temperamento común entre sudafricanos y cartageneros”, dice Rosemary. “Una espontaneidad, una vocación para la danza y el canto”.

Soweto y Cartagena
El espectáculo de hoy contemplará música antigua, barroca  y contemporánea. Sudáfrica enlazada con Cartagena.  El Colegio del Cuerpo siguiendo el rastro de la música.  Uno de los espectáculos de hoy “Los pájaros estaban quietos”,  es una danza que recrea la muerte de un pájaro en la mirada de los otros pájaros. Ningún pájaro permite que haya un cadáver de pájaro en el bosque. Los picos sacuden el cuerpo y evocan el canto.

Epílogo
Nada nos separa, ni siquiera la lejanía del continente africano, sólo nos une el mismo dolor y la misma alegría de vivir y la complicidad común de una historia similar. ¡Nos  reconcilia la música y la danza!  ¡Y la misma sed de libertad!

Agenda

Viernes 14 de julio, 4 de la tarde, en el corregimiento de Pontezuela: El Colegio del Cuerpo y su Semillero de Talento (proyecto piloto de Educación para la Paz a través del Arte).

Lunes 17 de julio, 7p.m.: concierto espiritual en la iglesia de San Pedro Claver Entrada libre.

Martes 18 de julio, 7 p.m.: concierto conjunto con El Colegio del Cuerpo en el teatro Adolfo Mejía (‘Negra/Anger’-homenaje a Nina Simone.
Entrada libre.

 

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