Cultural


Un custodio para los bienes muebles de Cartagena

ERICA OTERO BRITO

05 de abril de 2016 12:00 AM

Transitar por el Centro histórico de Cartagena es respirar la historia de un pueblo de más de 400 años que nos legó un patrimonio inmaterial y otro material sobre el que Cartagena ha construido su identidad.

Ese patrimonio material ofrece cuatro kilómetros y medio de murallas que salvaguardan hoy 1.700 edificaciones con una arquitectura exquisita: civil, religiosa o militar; que exorbitan la mirada de los turistas y que constituyen los bienes inmuebles del Corralito de Piedra; 150 de ellos declarados monumentos nacionales, el 10% del Catálogo de Bienes de Interés Cultural Nacional en el que hay inventariados un poco más de mil.

Es lo que encandila la vista a primer impacto, pero en el interior de esas fachadas y en el espacio público de dentro y fuera del cordón amurallado hay otros elementos que hacen parte del patrimonio material a la espera de recibir el mismo trato protagónico. Se trata de los bienes muebles: toda la documentación histórica, los elementos arqueológicos descubiertos en suelo cartagenero, la escultórica y todas las demás colecciones artísticas que embellecen la personalidad cultural de Cartagena.

En esos bienes muebles, Salim Osta Lefranc, halló su proyecto de vida profesional. Cambió trece años de estabilidad laboral en Bogotá para arriesgarse en la aventura de trabajar por la restauración del mobiliario patrimonial de su ciudad natal.

Hizo parte de la nómina del Archivo General de la Nación. Laboraba en el Centro Nacional de Restauración y daba clases en la Universidad Externado de Colombia cuando le sobrevino la excitación por devolverse a Cartagena y darle rienda suelta a un sueño que había tenido desde siempre: devolverle brillo a la escultórica y otras colecciones artísticas en la ciudad.

Así nació en el 2006 el Grupo Conservar, del que es su fundador y director. El único centro restaurador en Colombia que trabaja desde lo público y lo privado con sentido social.

Vea el video: El aporte del Grupo Conservar a los bienes muebles de Cartagena.

 

LA MOTIVACIÓN

“La idea de la conservación de los bienes muebles nace mucho antes de irme a estudiar restauración en Bogotá, cuando empecé a tener acercamiento a los museos de la ciudad. Yo estudié Administración de Empresas Turísticas y hacia tures internos por la ciudad. Era una vergüenza para mí cada vez que me solicitaban un tour por los museos porque siempre tenían un estado deplorable. Tuve la oportunidad de estudiar la carrera. Tuve varios trabajos, pero siempre pendiente de regresar para cumplir esa misión que yo mismo me había puesto de poner en valor esta colección de patrimonio mueble que tiene Cartagena”, comenta Salim Osta.

Fue como pararse frente a una montaña alta y desafiante dispuesto a escalarla sin importar los obstáculos. Desde el comienzo y así continúa siendo hasta ahora, el reto diario es formular los proyectos y luego gestionarlos con patrocinadores privados o públicos.

“Cuando tomé la decisión mucha gente me dijo que cómo era posible que me fuera a meter en eso, si en Cartagena no se conocía la importancia de los bienes muebles y no lo valoraban. Al principio no fue fácil y continúa siendo complicado, pero a Dios gracias ya tenemos un poco más de estabilidad, ya nos conocen y confían en nosotros”, expresa Salim.

De descendencia libanesa. Es un hombre aguerrido a sus propósitos y principios, perseverante para convencer y responsable para devolver el voto de fe que depositan otras personas en él; buen conversador e interesado en aprender. Vive feliz en Cartagena, en el Centro Histórico, su mayor fuente de inspiración laboral.

El primer trabajo que hizo Conservar fue la restauración del retablo de la Catedral, 400 metros cuadrados a punto de colapsar. La Arquidiócesis, el Ministerio de Cultura y la fundación francesa Restauradores sin Frontera lo apoyaron. El trabajo se extendió seis años. Tras culminar el altar mayor, con el patrocinio de otros actores privados, se prosiguió a la recuperación de las imágenes, del viacrucis y de los santos de piedra.

Luego vino la restauración de 147 obras del Museo Histórico, otras tantas del museo de San Pedro Claver, donde por convenio queda la oficina de Conservar; unas más del Museo Moderno y así fueron apareciendo otros proyectos como la restauración del retablo de la catedral de Santa Marta y los dos que le regalan fuerza a la imagen del grupo: “El patrimonio es asunto de todos”, que vela por el mantenimiento de 18 de las más de 50 esculturas que hay en el espacio público del centro de Cartagena; y la conservación de las colecciones de los museos de la ciudad.

El mantenimiento a las esculturas se hace cuatro veces al año con el patrocinio de la Escuela Taller, el Concurso Nacional de Belleza y el Centro de Convenciones. El pendón del grupo se ha visto muchas veces durante ese menester en los alrededores de la India Catalina, Cristóbal Colón, el Simón Bolívar del Parque Bolívar, el Obelisco del parque Centenario, la Noli Me Tangere y otras tantas figuras; mientras técnicos en conservación las limpian y les curan cualquier detalle que haga falta.

Con los museos hacen una labor silenciosa, como él mismo la define: elaboran estrategias de conservación de las obras en el tiempo y las ponen en práctica. Conservar la conforman 12 personas: dos restauradores profesionales, uno de ellos, Salim Osta; dos maestros en Bellas Artes, con experiencia en restauración hace diez años; cuatro técnicos en restauración, un carpintero, un ojillador, un historiador y ocasionalmente un comunicador. Los técnicos han sido formados directamente en el Grupo.

LA SIEGA

La gestión está dando sus frutos. Recientemente entregó restaurado el retablo de la iglesia Santo Toribio. Acaba de concluir un programa de conservación del patrimonio mueble de las seis iglesias y del museo de arte religioso de Mompox, un documento con el diseño y las metodologías apropiadas entregado al Ministerio de Cultura. Pronto comenzará con la restauración del retrato de Simón Bolívar recuperado por la Fiscalía tras ser robado en febrero de 2015 del salón Amarillo del Palacio de la Proclamación, donde en ese momento funcionaba la Gobernación de Bolívar.

Conservar va en avanzada. Salim Osta no se detiene. Para él la restauración es el mundo en el que le gusta vivir, en el que se siente útil y en el que sus sueños más íntimos afloran. En una pincelada, en una talla, en una gota de pintura halla él magia para transformar el desdén en belleza admirable y sentirse el custodio de cientos de tesoros de su amada Cartagena.

Vea el video: Testimonio de Salim Osta, director del Grupo Conservar

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