El representante a la Cámara por Bogotá, Telésforo Pedraza, radicó en el Congreso un proyecto de ley que volvería obligatorio -una vez más- el chaleco para los motociclistas durante el día (ahora deben usarlo de 6 pm a 6 am), pero además, limitaría el tránsito de las motocicletas exclusivamente al lado derecho de la vía, a no menos de un metro del andén. Pedraza argumenta que usar el chaleco durante las 24 horas provee más seguridad porque sería más fácil identificar a quienes cometen infracciones de tránsito, atracos, o asesinan desde sus motos. La idea es casi tan pueril como la de prohibir el porte legal de armas para disminuir la delincuencia, porque esa medida sólo desarma a los ciudadanos de bien que tienen licencias legales, mientras que los atracadores y sicarios nunca se desarmarán porque el Gobierno lo decrete. Es cierto que sería mejor que nadie portara armas, salvo las fuerzas del Estado, entre otras cosas porque muchas armas legales son mal usadas por ciudadanos “decentes”, que dejan de serlo apenas se emborrachan, o porque caen en manos de los niños de la casa, produciéndose accidentes nefastos. Ningún decreto jamás desarmó a un hampón, ni evitó robos ni asesinatos, como ningún chaleco evitará infracciones de parte de los motociclistas. Por otro lado, pretender que éstos sólo transiten por el lado derecho de la vía y a un metro del andén es una ingenuidad. Si hubiese un asomo de acatar la norma, coparían el carril derecho y los accidentes entre ellos mismos, además de los carros vecinos, se multiplicarían, y sería imposible girar hacia la derecha a través del enjambre de motos. En vez de medidas inocuas, el Estado debería endurecer las leyes por las infracciones de tránsito de todos los vehículos, incluyendo las motocicletas, y dedicarles muchos más policías a las vías urbanas y rurales. Y sobre todo, debería meter en cintura a muchas escuelas de conducción, que no enseñan nada. En los países con una cultura de acatar las normas por convicción propia, fruto de la zanahoria de la buena educación y del garrote de la autoridad, los motociclistas actúan como si fuesen en un automóvil, andando por el centro del carril y sobrepasando carros con la precaución debida. Andar del lado derecho también sería absurdo para las motos deportivas grandes, muchas de las cuales tienen un ancho similar al de un carro pequeño, y quedarían sin margen de maniobra. Muy probablemente, los “lobbies” de los fabricantes y vendedores de motocicletas neutralicen las medidas verdaderamente eficaces, que son las normas drásticas y la autoridad inflexible, porque quizá temerían que se frenaran las ventas de sus aparatos. Pero a nadie más que a ellos les conviene que a las motos les vaya bien en la vía, y sobre todo, que dejen de ser un flagelo para el resto de la población. El representante Telésforo Pedraza debería emplear sus energías en proyectos mejor pensados, tales como dotar a las ciudades de muchos más policías de tránsito.
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