En Tiflis, histórica tierra de ajedrez -Georgia tiene cinco mujeres entre las 50 mejores del mundo-, Barcelona y Sevilla disputan este martes la Supercopa de la UEFA, el partido que inaugura la temporada de fútbol europeo.
Tras 15 ediciones celebrándose en Mónaco (1998-2012), la UEFA decidió que la Supercopa podría ser un buen motivo para llevar el fútbol a todos lo rincones del continente.
De esta forma la capital de Georgia recibirá al campeón de Europa (Barcelona) y al ganador de la Europa League (Sevilla).
A 4.500 kilómetros de España y con un calor similar al de la península ibérica (este martes se esperan 35 grados), los Messi, Suárez e Iniesta han revolucionado el verano de esta ciudad de un millón y medio de habitantes.
Los georgianos celebran con cariño convertirse por un día en la capital del fútbol y previsiblemente llenarán el Dinamo Arena (también Boris Paichadze), con capacidad para 55.000 personas, un estadio levantado en 1936 y varias veces reformado.
Debido a la lejanía y a las dificultades para encontrar vuelos directos, no habrá muchos aficionados españoles -cerca de 1.000- pero la UEFA facilitó el acceso a los hinchas locales con entradas desde 7 euros.
En lo deportivo, ambos equipos llegan con bajas, especialmente el Sevilla, que ha perdido a todos sus especialistas en el puesto de central.
'Llegar rugiendo para ganarla'
Con su pareja titular del año pasado, el argentino Nico Pareja y el portugués Daniel Carriço ya en la enfermería, los franceses Adil Rami y Timothee Colo son duda después de sufrir una intoxicación alimenticia.
Tiene más opciones de jugar el primero, pero el técnico del Sevilla Unai Emery evitó confirmar su participación en la rueda de prensa del lunes.
De esta forma en el eje podrían estar el polaco Grzegorz Krychowiak y Coke, aunque Rami entraría en su lugar si mejora a lo largo de este martes.
"Solo los elegidos pueden jugar las finales, somos campeones y vamos a llegar rugiendo para ganarla", señaló Emery, queriendo restar importancia a las bajas.
El Sevilla, que ha ganado las dos últimas ediciones de la Europa League, perdió en la pasada Supercopa de Europa ante el Real Madrid (2-0). La única vez que la ganó fue en 2006, precisamente ante el Barcelona (3-0).
Dani Alves fue elegido mejor jugador de aquella final. Vestía los colores del Sevilla y casi una década después, como veterano del equipo azulgrana, no se fía de su antiguo club.
Vacunado contra el favoritismo
"He leído que somos favoritos y estoy vacunado contra eso. He estado en el otro lado y hemos aprendido muchísimas cosas. Una final hay que jugarla, no hay que darla por ganada o perdida", señaló en rueda de prensa el internacional brasileño.
Alves, que puede igualar a Paolo Maldini como el jugador con más ediciones de la Supercopa (4), habló de la baja de su compatriota Neymar, ausente unos 15 días por paperas.
"No esperaba que a esa edad pudiera tener esos problemas, pero le tocó y es una pena que no esté aquí con nosotros", bromeó.
Sin el tercer hombre del trío estelar azulgrana, Lionel Messi y Luis Suárez compartirán delantera con Pedro, que según los medios tiene una importante oferta para incorporarse al Manchester United.
En la Supercopa 2009 el canario marcó en la prórroga el gol que dio al Barcelona la victoria (1-0) ante el Shakhtar Donetsk.
Aquel año el equipo azulgrana, dirigido por Pep Guardiola, conquistó el único 'sextete' (seis títulos) de la historia del fútbol europeo.
Ahora, con un Pedro queriendo demostrar que sigue teniendo sitio, el Barcelona busca dar un paso más hacia otro 'sextete' (ha ganado Liga, Copa y Champions, le faltan las Supercopas y el Mundial de clubes).
Enfrente, un Sevilla dispuesto a rugir para evitarlo.
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