La colombiana Caterine Ibargüen, campeona mundial de triple salto, fue el único oro latinoamericano en la edición de Moscú-2013 y defenderá desde el sábado en Pekín-2015 su corona, para tratar de confirmar que es la gran estrella de esta disciplina, con permiso de la rusa Ekaterina Koneva.
Ibargüen tiene una mejor marca personal de 15,31 metros, con la que el año pasado batió en Mónaco su récord sudamericano, mientras que Koneva ha conseguido llegar hasta los 15,04, en mayo en Eugene (Estados Unidos), en la que es la mejor marca de la actual temporada.
La colombiana llega a Pekín con el segundo mejor registro de la temporada (14,88 metros), pero con la confianza en un punto alto por su reciente título panamericano y su sucesión de victorias, que le convierten en la rival a batir, con permiso de la rusa. En Moscú hace dos años le bastó con 14,85 metros para colgarse la medalla de oro.
"Es el primer oro de muchos que vamos a lograr en Colombia. Esta es la prueba de que sí se puede", celebró entonces, emocionada, después de conseguir el primer título mundial de atletismo de la historia de su país.
Un día antes, la colombiana había estado "muy enferma", con problemas estomacales y un fuerte malestar general, lo que hizo temer por sus posibilidades en la final, pero finalmente la historia tuvo final feliz.
Ese triunfo en la capital rusa ha sido hasta ahora el momento más importante de la carrera de la saltadora antioqueña, que había irrumpido en el medallero mundial con un bronce en la edición de Daegu-2011 y que en los Juegos Olímpicos de Londres-2012 se colgó la plata. Entre uno y otro se había llevado el oro en los Juegos Panamericanos de Guadalajara-2011.
En 2014 no hubo una gran cita, ni Mundial al aire libre ni Juegos Olímpicos, e Ibargüen tuvo como gran éxito llevarse la victoria final en su prueba en la Liga de Diamante, el circuito que agrupa a las principales reuniones del atletismo mundial.
UNA DECISIÓN CRUCIAL
El triple salto ha sido la disciplina en la que Ibargüen se ha dado a conocer internacionalmente, pero no fue la primera en la compitió.
Lo intentó en el salto de altura, pero sus resultados no fueron espectaculares y su mejor marca fue el 1,93 metros que superó en Cali en julio de 2005.
En grandes citas había caído en las calificaciones de los Juegos Olímpicos de Atenas-2004 y de los Mundiales de Helsinki-2005 y Berlín-2009, hasta que su entrenador y mentor cubano, Ubaldo Duany, tomó la decisión que iba a cambiar la vida de ambos: pasar al triple salto.
Esa figura, la de Duany, un exatleta de salto de longitud que llegó en 1986 a 8,32 años, empezó pronto a dar alegrías, la primera en 2010 en el campeonato Iberoamericano de San Fernando (España) y en 2011 ya consiguió llegar a 14,99 metros en la altura de Bogotá, poco antes del bronce mundial.
"Es un excelente entrenador. Ha sabido transmitirme confianza y crear en mí una gran fortaleza mental. Es la clave de estos resultados", afirma sobre su preparador, considerándose "un instrumento en sus manos", como muestra de la confianza que tiene en sus consejos y métodos.
Desde entonces, el idilio de Ibargüen con esta competición es una historia por el momento con final feliz.
Durante años, el atletismo colombiano vivió del recuerdo del bronce conseguido por Ximena Restrepo en los 400 metros de los Juegos Olímpicos de Barcelona-1992, pero ahora Ibargüen es la reina y el Mundial de Pekín-2015 es su gran desafío de este año, sin dejar de pensar en el gran sueño: el oro el próximo año en Rio de Janeiro, en los Juegos Olímpicos más especiales para Sudamérica.
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