Los llamados a la paz previos al juego y después en el estadio; las banderitas blancas en la tribuna de oriental al inicio; y el buen comportamiento de los jugadores en la cancha. Todas, actitudes plausibles. Sin embargo, no fueron suficientes para que no se presentaran desórdenes en el clásico 277 entre verdes y rojos.
Algunos desadaptados, ubicados en la tribuna norte, intentaron ingresar a la cancha casi al finalizar el encuentro, lo que obligó al juez central Juan Gamarra a declarar la finalización del partido.
Después se repitió la historia de siempre. Los mal llamados aficionados golpearon las vallas que los separaban de la cancha, se pelearon y le arrojaron elementos contundentes a las autoridades.
La Policía intentó controlar a los violentos con gases lacrimógenos y en las afueras del estadio se presentaron otros enfrentamientos, a la salida de los aficionados.
El técnico Pedro Sarmiento aseguró que las personas de logística que estaban cerca de la tribuna en la que comenzaron los desórdenes incitaron a parte de la hinchada del Medellín con cánticos de "ole".
Juan Diego Elejalde Gaviria, oficial de seguridad y logística de Nacional, desmintió esta situación y dijo que ese fue un problema entre los hinchas del Medellín, pero que afortunadamente adentro del estadio, el caso no pasó a mayores
Inicialmente, la Policía señaló el control minutos después de terminado el juego y que no hubo heridos de gravedad, sí detenidos, pero se espera un informe más completo hoy.
Esta situación obliga a la Mesa para la Seguridad, Comodidad y Convivencia a tomar nuevas medidas para evitar hechos similares en próximos partidos.
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