Hay chicharrones que matan, sino que lo diga Jhonny el ‘Mono’ Molano, el popular vendedor que trabaja en el estadio Metropolitano de Barranquilla, escenario en el que por poco pierde la vida al atragantarse con un pedazo de alimento porcino, que fue retirado oportunamente por el doctor José Fernando Arango, médico del Independiente Medellín.
Pasadas la 10 de la noche del jueves anterior, cuando había terminado el partido entre Junior y Medellín (ganó el ‘tiburón’ 2-0), por la fecha 17 de la Liga Colombiana, el ‘Mono’ se dispuso a disfrutar un pedazo de chuleta y fue ese el momento en el que una porción de comida se le atascó en la garganta.
“Yo estaba celebrando la victoria y de repente un trozo de chicharrón se me atrancó, no me pasaba y me estaba asfixiando, me pegaban en la espalda, me presionaban la barriga, yo decía péguenme duro, sentía que me moría”, le contó Molano a Q’HUBO, señalando que curiosamente no tenía bebidas para pasar el atore, a sabiendas de que él vende agua, gaseosa y cervezas.
MUY OPORTUNO
El ‘Mono’ seguía agonizando y los amigos que lo acompañaban decidieron bajarlo del segundo piso, por la escalera de occidental, a la zona de parqueaderos internos, donde se encontraba el galeno del DIM.
“Cuando me estaba montando al bus, escuché que gritaban ‘hay una emergencia, hay una emergencia’, voltee y salí corriendo, vi a la persona que estaba tirada en el suelo y me dispuse a despejarle la vía aérea y garantizarle que pudiera respirar”, recordó Arango.
AGRADECIDO
Lo más curioso de todo es que Molano, hasta el día después, es decir ayer, fue cuando se enteró de que lo había socorrido el médico del Medellín y no del Junior, algo entendible, pues en un momento así no importa de dónde viene la ayuda.
“Yo sentí que el doctor me tomó de la mandíbula, ya después no recuerdo nada. Fue un alivio porque viví instantes muy crueles, me sentía más allá que acá, me vi muerto, con la lucecita al final del túnel, tuve la muerte de frente”, señaló el comerciante mientras lloraba con enorme sentimiento, apretando los ojos, como si aún sintiera dolor.
“Él estaba desesperado, con las manos en el cuello, ya estaba poniéndose morado. Nunca me había pasado algo similar con una persona ajena al espectáculo”, agregó el miembro del cuerpo técnico paisa.
“Si no es por el médico, me estuvieran velando”, añadió Molano, quien juró no volver a comer más nunca chicharrón y ahora está más que agradecido con la vida por esta gran oportunidad.
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